viernes, diciembre 28, 2007

Las confesiones de Bioy Casares.

"Cuando yo era chico no sabía lo que significaba fornicar, se lo pregunté a mis padres y ellos me dijeron que fornicar significaba decir malas palabras. Entonces, cuando me confesé para la primera comunión, lo primero que le dije al cura es que yo fornicaba de vez en cuando. Un poco sorprendido, el cura me preguntó si lo hacía con hombres o con mujeres. Como en ese tiempo estaba muy mal visto decir malas palabras delante de las mujeres, yo contesté, casi orgulloso: 'Con hombres, padre, sólo con hombres'."

martes, diciembre 18, 2007

1812

Nena hu'~u.
Nena viento.
Rosa excesiva.
Lengua suave de la pantera.
Celaje de la tarde.
Nena Satie, tersa.
Rastro de ciervo.
Ocultamiento del sol.
Perfume del ébano.
Agua que pule la roca.
Ascenso del pájaro.
Lumbre.
Imitación de la mañana.
Nena del aire.

jueves, diciembre 13, 2007

Carta a mi sobrina Teté, en su primer cumpleaños.




Mi Zumbayllu. Mi Layk’a supay. Hermosa demonia, hada.
No te quise a la hora de haber nacido. No a la segunda. No a los 30 días. Te rechazaba, no quería verte, no quería enamorarme de vos, no que llenaras mis sueños. Porque se acostumbra, una, a la luz de los sueños. Te quise un día cuando me miraste con expresión de reconocerme. Yo creo que habías tenido un viaje largo, que volvías de no sé dónde, a mirarme, a decirme ‘soy, veo’, a decirme ‘estoy acá, voy a necesitar tus brazos, tu calor’. Era otoño. Andaba recogiendo las nueces caídas. Creo que toqué una y se abrió el corazón de ella. Un insecto había tomado su carne, su perfume, la caparazón, y allí había vivido quién sabe cuántos días sin que yo supiera, nunca, porqué, estaba, era. Así fue con vos. Fue tropezarme con la vida, los aromas, la transparencia, todo junto, de un golpe. Algo del otro lado de la muerte, muy del otro lado.
Flor de azafrán, pez dorado: ahora te amo. Quisiera defenderte de la vida, pero eso es malo. Yo he vivido, he visto, soy una pantalla turbia. No podrás (no quiero) que mires a través de mí. Mirá vos, tocá, olé. Hay mucho de lo bello, y mucho de lo triste, no sé si en partes iguales. Uno es el reverso de la moneda del otro. Y esa moneda ya te cabe en la mano.
Te beso, Luminosa.
Tía Elena.

miércoles, diciembre 12, 2007

1212



Rómpame, Único,
el cristal del corazón.

Bien si, por violento ánimo,
gustando ud. de la velocidad,
se sube al automóvil
y embistiendo, lo quiebra,
lo traspasa como a una cortina de agua,
como a un hijo frágil
de huesos de paloma.

Bien si, por dotes de vidriero,
consigue, después de encenderlo,
de inflamarlo,
de darle la redonda forma de la cereza,
tirarlo contra la acera.
Sería sutil y agudo el ruido
del músculo quebrado
y centelleante.

Habrá, de cualquier modo
lo que hay para estos casos:
el fulgor rosa de la carne herida,
un poco de dolor,
el olvido, luego,
como siempre.

Andará buscando ud.
sus pedazos entre los míos.

Nota: La imagen pertenece a Musin Yohan.


jueves, diciembre 06, 2007

Ahora que llueve.




He ungido en la boca mi dedo.
He puesto en la ventana tu nombre,
un nombre de bravos dientes,
variedad del tigre,
abiertos en dirección de la presa.

Al lado del tuyo,
he acostado mi propia palabra,
ebúrnea, temblorosa,
variedad del conejo
abierta en dirección de tu boca.

La he amaestrado para esta muerte.
Para este amor.

Nota: La imagen pertenece a Stanko Abadzic.


miércoles, diciembre 05, 2007

Invitación 2.

Maréeme, señor,
ud. tiene altura para eso.

Invitación.


Venime, soledad.
Venime a la par.
Sé mi mastín adolescente,
adorname la cara con saliva,
matame las sombras.

Vamos a partir la casa como hermanas.
Tendrás tu patio de luz,
tu reposera,
la mitad de mi toda dicha.

Cuando yo regrese del trabajo
y se haga la hora de fumar,
saldremos afuera,
a hablar bajito de él:
de cuánto lo extrañamos,
de cuán poco nuestro es,
de cómo el humo perfila, en la noche,
lo oscuro de su rostro,
perdido como está
en la memoria
y en la distancia.

Están en mis ojos los tuyos,
como en el agua
los continentes.
Nota: La imagen pertenece a Martin Elkort

lunes, diciembre 03, 2007

0312




No recuerdo cómo entré a la vida.
No sospecho cómo se sale.

Me siento un pájaro enredado
en los cables de teléfono:
la perspectiva de la altura es,
en definitiva,
de una belleza crítica.

Si me aquieto,
el lazo se hace prisión
y estancamiento.

Si me rebelo,
el lazo se vuelve horca
y tiende hacia la muerte.

Entonces procedo
a piar y maldecir,
a hacer los gestos que tiene el pájaro,
unos muy parecidos al absurdo
y al desamparo.

miércoles, noviembre 28, 2007

2811



Tengo la sangre, hoy, toda muda.
No puedo elaborar el grito
del desgarro diario.
No puedo prometerme nada.
No quiero una esperanza.

Estoy frágil y silenciosa
como nunca estuve,
de frente al espejo de mi propio espanto:
así me he puesto siempre.

Nunca me perdono, nunca
pienso en el dolor sutil. Le ofrezco
mi cuello a la bestia que quiera
y luego espero su saciedad,
su retirada.

Si me deja una ausencia,
un hueco incontenible, prefiero creer
que de mí ha comido la materia sombría:
que salgo rota
pero más pura.

Yo quisiera ser como un agua bíblica,
que al estirar la mano los hombres encuentren
su propia redención.
Pero sé que sólo conduzco
a un paraíso desmañado y salvaje,
donde el corazón que tengo
se agita
y retoza,
como un niño apedreado,
como un animal en celo,
atado y mustio.

Nota: La imagen pertenece a Sarah Kane.



viernes, noviembre 23, 2007

Las cosas que no me he dicho.




Vivir es un oficio,
y me ocupa gran parte del día.

Yo no dije que amanecer fuera feliz,
dije que era hermoso ver cómo
en la tristeza radiante de las cosas
una encuentra el motivo.

Perdurarse no es heroico.
Es, más bien,
el simple miedo a extraviar
la vida,
(que es también una costumbre)
en la línea de la muerte
lo que me sostiene.

Es una mascarada.
Pura ficción.
Y eso me basta.
Nota: La imagen pertenece a Stanko Abadzic.

lunes, noviembre 19, 2007

Fragmentos.

"Cuando un hombre, que es joven y que se cree inmortal, siente que todo se derrumba –el porvenir vaticinado en los pactos con el Diablo, los sueños de inasible belleza, la utopía que se doraba como un pan en la inimaginada fragilidad de la conspiración-, busca a una mujer. Cuando todo se derrumba, la mujer queda, resiste. Nadie sabrá decir, nunca, porqué."

Capítulo XIX.
La revolución es un sueño eterno.
Andrés Rivera.
Ed. Alfaguara.




"El carácter inestable del lenguaje define la vida en la isla. Nunca se sabe con qué palabras serán nombrados en el futuro los estados presentes. A veces llegan cartas escritas con signos que ya no se comprenden. A veces un hombre y una mujer son amantes apasionados en una lengua y en otra son hostiles y casi desconocidos. Grandes poetas dejan de serlo y se convierten en nada y en vida ven surgir otros clásicos (que también son olvidados). Todas las obras maestras duran lo que dura la lengua en la que fueron escritas. Sólo el silencio persiste, claro como el agua, siempre igual a sí mismo."

Capítulo V, La isla.
Del libro Cuentos Morales.
Ricardo Piglia.
Ed. Planeta.


"La vida no es lo que tu crees. Es un agua que los jóvenes dejan correr sin saberlo, entre los dedos abiertos. Cierra las manos, ciérralas, rápido. Retenla. Ya verás, se convertirá en una cosita dura y simple que uno roe sentado al sol."

Creón a Antígona.
Antígona-Jezabel.
Jean Anouilh.
Ed. Losada.



"El caballo, -pues-, que no sabe que debe morir, no tiene metafísica. Pero si lo supiera, el problema de la muerte, al final, se tornaría también para él mucho más grave que el problema de la vida.
Encontrar el heno y la hierba es, seguramente, un grandísimo problema. Pero dentro de este problema, surge otro: “¿Porqué, después de haberse fatigado durante veinte, treinta años para encontrar la hierba, hay que morir sin saber porqué razón uno ha vivido?”

Il marito di mia moglie.
Pelirrojo, alimaña y otros cuentos.
Verga, Pirandello, Moravia y otros.
Biblioteca básica universal.

miércoles, noviembre 14, 2007

Milonga Lunfarda -Edmundo Rivero


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En este hermoso país
que es mi tierra, la Argentina,
la mujer es una mina
y el fuelle es un bandoneón.
El vigilante, un botón.
la policía, la cana.
el que roba es el que afana.
el chorro un vulgar ladrón.
Al zonzo llaman chabón
y al vivo le baten rana.
La guita o el vento es
el dinero que circula;
un cuento es meter la mula,
y al vesre por al revés.
Si pelechaste, tenés
y en la rama si estas seco.
Si andás bien, andás derecho;
tirao, el que nada tiene
Chapar es, si te conviene,
agarrar lo que esta hecho.

El cotorro es el lugar
donde se hace el amor.
El pasha es un gran señor
que sus mangos acamala.
La vecina es la fulana,
el tordo es algún doctor,
el estaño un mostrador
donde un curda se emborracha,
Y si es que haces pata ancha
te la das de sobrador.

El que trabaja, labura;
quien no hace nada es un fiaca,
la pinta es la que destaca
los rasgos de tu apostura.
Mala racha es mishiadura,
que hace la vida fulera.
La cama es una catrera
y apoliyar es dormirse.
Rajar o piantarse es irse,
y esto lo manya cualquiera.

Y que te van a contar,
ya esta todo relojeado.
Aquello visto, es junado;
lo sabe toda la tierra.
Si hasta la Real Academia,
que de parla sabe mucho,
le va a pedir a Pichuco
y a Grela, con su guitarra,
que a esta milonga lunfarda
me la musiquen de grupo.

lunes, noviembre 05, 2007

La infancia -aproximaciones-

i.
¿Tenía, la infancia, éste nombre de muñeca
de ojos vítreos?
¿Este pausado y armonioso
abrir y cerrar de ojos?
¿Este no sexo
ni de carne ni de plástico?
¿Esta ausencia de razón,
toda la lengua muda?

ii.
Recuerdo el toro,
su asta de terciopelo azul,
toda su muerte, luego,
toda junta,
como un charco.

Esos eran los sueños.
Los juegos.

iii.
Visito 1978 como si visitara
la casa en que no estuve, el pecho
del hermano que está abajo
y que no vuelve,
ando oliendo
mi propia ausencia en los rincones,
diciendo, con el mucho hambre,
la palabra que no sacia.
Ando perdida de mí
adentro de mí.



martes, octubre 23, 2007

La casa.



Antes de la lluvia
no hubo refugio,
caverna, estanque,
casa.

Era el tiempo del caos y el desconcierto.

El fuego de la tarde anidaba aquí,
en la piel,
y se dejaba estar
como un gato en un ánfora.
algo triste y cercano a la muerte,
como el humo o la niebla.

No teníamos ventanas.
Las cosas y los animales entraban en nosotros
como si fuésemos algo hueco,
un embudo de carne,
una ausencia.

Las espinas, los vidrios,
los desperdicios de la sangre,
el grito de los otros hombres,
la humedad de la mañana,
todo giraba alrededor nuestro,
y no había nombre para decir esas cosas:
apenas un gruñido torpe,
un balbuceo,
algo que no era palabra.

Entonces llegó el agua:
se hizo el tiempo de la cereza,
del ángel,
de todo lo que es brote,
humedad.

Hubo barro.

A propósito nos esculpíamos en esa materia.
A propósito jugábamos.
poníamos cara de Adán y Eva antes de la caída.
Empezábamos a hacer el mundo.

De a poco se levantó la casa.
Tenía paredes acariciantes.
Tenía olores cavernarios.
Tenía sugerida la muerte en la penumbra de sus rincones,
en las arañas escuálidas,
las ollas de cocer el maíz,
en las cortinas donde anidaba el fantasma.

Era el comienzo del mundo
y nacíamos.
Nota: La imagen pertenece a Bahri Budak.

domingo, octubre 21, 2007

La mauvaise reputation-George Brassens



En mi pueblo siempre hay tensión,
tengo mala reputación,
haga lo que haga es igual
todo lo consideran mal.
Yo no pienso pues hacer ningún daño
queriendo vivir fuera del rebaño.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos todos me miran mal
salvo los ciegos es natural.

Cuando la fiesta nacional
yo me quedo en la cama igual,
que la música militar
nunca me pudo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
que el de no seguir al abanderado.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos me muestran con el dedo
salvo los mancos, quiero y no puedo.

Si en la calle corre un ladrón
y a la zaga va un ricachón,
Zancadilla pongo al señor
y he aplastado el perseguidor.
Eso sí que sí que será una lata
siempre tengo yo que meter la pata.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Tras de mí todos a correr
salvo los cojos, es de creer.

No hace falta saber latín
yo ya se cual será mi fin,
en el pueblo se empieza a oir,
muerte, muerte al villano vil.
Yo no pienso pues armar ningún lío
conque no va a Roma el camino mío.
No a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos vendrán a verme ahorcar,
salvo los ciegos, es natural.

viernes, octubre 19, 2007

Genealogía-Felisberto Hernández

1-
Hubo una vez en el espacio una línea horizontal infinita. Por ella se paseaba una circunferencia de derecha a izquierda. Parecía como que cada punto de la circunferencia fuera coincidiendo con cada punto de la línea horizontal. La circunferencia caminaba tranquila, lentamente e indiferentemente. Pero no siempre caminaba. De pronto se paraba: pasaban unos instantes. Después giraba lentamente sobre uno de sus puntos. Tan pronto la veía de frente como de perfil. Pero todo esto no era brusco, sus movimientos no eran reposados. Cuando quedaba de perfil se detenía otros instantes y yo no veía más que una perpendicular. Después comenzaba a ver dos líneas curvas convexas juntas en los extremos y cada vez las líneas eran más curvas hasta que llegaban a ser la circunferencia de frente. Y así, en este ritmo, se paseaba la joven circunferencia.

2-
Pero una vez la circunferencia violentó su ritmo. Se detuvo más tiempo que de costumbre: quedó parada con el perfil hacia mí y el frente hacia la línea infinita. Parecía observar en el sentido opuesto de su camino. Pasó mucho tiempo sin ver nada a lo largo de la línea infinita. Pero la intuición de la circunferencia no erró: de pronto, con otro ritmo violento, de andar brusco, de lados grandes, se acercaba un vigoroso triángulo. La circunferencia giró sobre uno de sus puntos y los demás volvieron a coincidir con los de la horizontal en el mismo sentido de antes.

3-
Pero el ritmo de la circunferencia fue distinto al de antes: no era indiferente ni tan lento. Poco a poco iba tomando la forma de una elipse y su ritmo era de una gracia ondulada. Tan pronto era suavemente más alta o suavemente más baja. El vigoroso triángulo se precipitaba regularmente violento. Pero su velocidad no prometía alcanzar a la elipse. Sin embargo la elipse se detuvo un poco hasta que el precipitado triángulo estuvo cerca. Esa misma corta distancia los separó mucho tiempo y nada había cambiado hasta que el triángulo consideró muy bruscos sus pasos: prefirió la compensación de que fueran más numerosos y más cortos y se volvió un moderado pentágono.

4-
Ahora, hecho un pentágono era más refinado, menos brusco, pero no más veloz, ni menos torturado de problemas. Su marcha era regular a pesar de la contradicción de sus deseos: ser desigual, desproporcionados sus pasos, arrítmico. Y pensó y pensó durante mucho tiempo sin dejar de marchar tras la suave serenidad de la elipse. La elipse no se cambió más, además era sin problemas, espontáneamente regular y continuada. Y todo esto parecía excitar más al pentágono que de pronto resolvió el último problema volviéndose un alegre cuadrilátero.

5-
Pero una vez, la elipse rompió la inercia de su ritmo. Hasta en este trance fue serena. A pesar de la velocidad y la brusca detención hizo que sus curvas suavizaran esta última determinación. El cuadrilátero no fue tan dueño de sí mismo. No pudo romper tan pronto su inercia. Al llegar junto a la elipse pareció como que se produjo un eclipse fugaz y el cuadrilátero se adelantó. Recién después de haber dejado a la elipse muy atrás, pudo detenerse. Pero entonces la elipse reanudó su ritmo con la misma facilidad que lo dejó, se produjo un nuevo eclipse y el cuadrilátero quedó tras ella a la misma distancia de antes.

6-
La elipse volvió a detenerse. El cuadrilátero volvió a llegar hasta la elipse. El eclipse volvió a ocurrir. Pero fue el último: fue el eclipse eterno. La elipse quedó encerrada entre el cuadrilátero en un vértigo de velocidad. Fueron muy armoniosas las curvas de la elipse entre los ángulos del cuadrilátero y así pasaron todo el tiempo de sus vidas jóvenes. Cuando fueron viejos no se les importó más de la forma y la elipse se volvió una circunferencia encerrada en un triángulo. Marcharon cada vez más lentamente hasta que se detuvieron. Cuando murieron, el triángulo desunió sus lados tendiendo a formar una línea horizontal. La circunferencia se abrió, quedó hecha una línea curva y después una recta. Los dos unidos fueron otra línea superpuesta a la que les sirvió de camino. Y así, lentamente, se llenó el espacio de muchas líneas horizontales infinitas.

jueves, octubre 18, 2007

Revés.

Este es tu espejo, Elena.
Todo tuyo.

Podés besarlo en la boca como Narciso.
En la mejilla como Judas.
Eso es irrelevante:
si es cierto lo del reflejo,
terminarás jodida o muerta,
ahogada con vos misma,
confundida con la Otra
que sí sabe lo que quiere.

domingo, octubre 14, 2007

viernes, octubre 12, 2007

Cuestión de identidad


Crúzame el desierto,
la bruma.
Hazme aquí el dolor.

En vos, hay un amor ternísimo
de manatíes y roces de aeroplanos,
de médula de damasco.

Cerca tuyo
dan ganas de rondarte la boca
como una abeja,
libarte los ojos,
posarse en la presa ambigua de tu corazón,
ser un animal pequeño y hermoso.

Quiero llevarte a la oscuridad
que me venís espantando
desde el primer verso.

Quiero ser lo que no soy.
Ser lo que no somos.

La fiesta.


Allá arriba se hace la fiesta.

No en el extinto cielo.
no en el temido paraíso:
en la casa lujosa como orquídea,
toda carnal y bien formada,
como ala,
como sexo de vampiro,
iluminada por incontables bujías.

A la entrada,
los de abajo hacen ruido de marea,
de cacerola seca,
de un diente feroz brotando entre la nada.

Tienen la música confundida,
la música equivocada.

Y mientras los de arriba barritan y celebran,
los de abajo se hacen leña
y se encienden con un dolor de locos
se tiran contra las puertas,
son el alumbramiento de este mundo,
el abono,
la raíz.

jueves, octubre 04, 2007

2 noticias lindas 2

* El 20 de Agosto me llegó un correo donde me informaban que había ganado el Concurso de los premios Cartografías, primera edición, en el género poesía. La editorial es nuevita, y está dirigida por José Di Marco y Pablo Dema, dos personas más el jurado (compuesto por María del Carmen Marengo, Mari Calviño, y el propio Di Marco) y ya son cuatro, que decidieron confiar en mí, y aguantarme (pagarme) la edición de mi primer libro. No está de más decir que pululo entre la felicidad y la angustia de tener que dar la cara por mi obra, y de echarla al mundo a ver qué pasa.
* La otra noticia linda relacionada con la primera, fue que ayer recibí dos versiones definitivas de lo que va a ser la tapa del susodicho. La proyectó y dibujó Pablo Velasco, y si la están viendo, se van a dar cuenta de que la hizo con mucho amor y respeto. Que la disfrutó, también, que lo hizo feliz. Doble premio para mí, ambos inmerecidos, lo más probable, pero ampliamente disfrutados, y muy soñados. Sí, las cosas lindas también pasan.











lunes, octubre 01, 2007

Impenetrable.




De Dios no recordamos nada.

Sabíamos de su voz aramea,
de los góticos ojos,
del robusto y caliente tacto,
del peplo rojo,
del estigma.
Nada más.

Pero aquí, los niños tobas,
los impronunciables wichí,
los oscuritos del impenetrable chaqueño
todos lo andan buscando,
todos muertitos, andan,
tras las huellas del Mismo,
del Único.

Para irse, emulan el viaje,
el ascenso:
miran el cortinado de las telarañas,
la selva flaca,
(pura soja y animalito seco)
y se ponen del color de la tierra,
de la greda.

“Una muerte muy apropiada,
muy autóctona”
dicen los antropólogos.
y escupen
en el campito roto,
que ni para tumba alcanza.
Nota: La imagen pertenece a Teuku Jody Zulkarnaen

lunes, septiembre 24, 2007

Los grandes lo hacen en una sola línea.

Me ilumino de inmensidad.
(Giussepe Ungaretti)

jueves, septiembre 20, 2007

20-09



Cuando Madre me daba de beber sus pechos, me enseñaba el mundo.
Me decía, con sus tetas grandiosas:
“hija, en el mundo hay Lutecia, hay China,
hay un bosque, o miríadas de bosques
cuyo nombre de todo es Eslovenia,
y esas cosas están más allá de mí”

Entonces se me agrandaban los ojos
y a los diez años se podía decir
que mis ojos cubrían el patio,
la ruta nueve sur,
las autopistas donde pacían vacas,
los incendios de las sierras.

No tenía vergüenza, yo, por mis ojos,
desparramados, cuando dormía,
por toda la casa.

Crecían rabiosos,
como maleza en verano,
y andaba viendo el corazón de las gentes,
abriendo los baúles donde la ropa de mi hermano muerto,
educando mis córneas en el neón triste de las ciudades,
en sus márgenes prolíficos de basura y de perros.

¿Qué fulgor opalescente coronó, aquella tarde,
la tristeza de las antenas?
¿Qué color de Apocalipsis?
¿Qué brillos angélicos retozaron en el horizonte?

De una brecha del cielo descendía el hombre
que habría de cegarme.

Nota: La imagen pertenece a Ali Alisir

domingo, septiembre 16, 2007

Puzzle.


Lo primero fueron sus ojos.
Llegó a tientas, una noche,
ciego,
loco de oscuridad,
y le pregunté:
-¿dónde, amor mío,
perdiste los ojos?-
Y él,
dirigiéndome sus cuencas,
me mintió:
-los olvidé en la oficina.

A la segunda semana,
había perdido las manos.

No sé qué excusas me daba.
Dejé de escuchar
ocupada como estaba
en hacerle el nudo de la corbata,
en marcar el teléfono,
en cepillarle el pelo.

Así, todo un año
fue y vino,
perdiéndose,
hasta que al fin le dije:
‘querido, nunca me gustó el puzzle,
andáte de una vez’.

Entonces lo escuché llorar,
cruzarse las correas de las maletas
en los muñones,
abrir la puerta con los dientes,
irse a gatas a la casa de la otra.

Y yo vi,
cómo la casa se volvía grande,
cómo todo sonaba distinto,
salvo el corazón de él encima de la mesa:
rojo y grande,
regular,
armonioso.

Como todos los días.

Nota: La imagen pertenece a Novic Arman Zhenikeyev

domingo, septiembre 09, 2007

7 maneras de nombrar un pomelo sin decir pomelo.





I-
¿No es raro ese color de doncella
en la piel amarga de una fruta?

II-
Instrucciones:
Rememore el círculo.
Haga que ese recuerdo penda de un árbol fragante.
Ahora arránquelo despacio.
Clávele una uña en el epicentro de la carne rosa.
Desnúdelo.
Ábralo como abriría a una mujer,
Hacia el centro.
Trágueselo de a gajos.

Ha comenzado a entender.

III-
Algo parecido al albor,
con todas sus redondeces,
con ninguno de sus negros pájaros.

IV-
Señor,
si estás en algún lado justo ahora,
bájate de tu solitario,
de tu melancólico,
de tu teatral oficio,
y ponte a abrevar
como un animal
en estas dulzuras.
Señor,
abre tus omniscientes lenguas,
que te chorreen sus jugos,
que tus aletas nasales se expandan,
que te eroticen sus ácidos perfumes,
que al fin sepas.

V-
No la tácita naranja.
No los agrores del pálido limón.
No la acidez pequeñita del kumquat.
No el espesor carnoso de la frutilla.
No la verdeza seminal del kiwi.

Algo más.

VI-
Vino desde la áspera semilla.
De las tormentas eléctricas del Sur.
Del áspero sol de Noviembre.
De las conjunciones astrales.
De la violencia de las lunas llenas.
De la aspereza de la tierra fértil.
De su humus.
De todas sus muertes, vino.
De germinar y echar las oscuras raíces en el ancho mundo.
De expandirse.
De ser el tronco y ser la rama.
Del nido que le infunde sus flujos musicales.
Del aire y las heladas.
Del no ser animal.
Del ser fruta.

VII-
Cuatro cincuenta el kilo, señor.
Si los toca
-y ofrecía los senos intactos-
se los lleva a casa.

sábado, septiembre 08, 2007

Incertidumbre-Edward Hirsch





We couldn’t tell if it was a fire in the hills
Or the hills themselves on fire, smoky yet
Incandescent, too far away to comprehend.
And all this time we were traveling toward
Something vaguely burning in the distance-
A shadow on the horizon, a fault line-
A blue and cloudy peak which never seemed
To receed or get closer as we approached.
And that was all we knew about it
As we stood by the window in a waning Light
Or touched and moved away from each other
And turned back to our books. But it remained
Even so, like the thought of a coal fading
On the upper left-hand side of our chests,
A destination that we bore within ourselves.
And there were those –were they the lucky ones?-
Who were unaware of rushing toward it.
And the blaze awaited them, too.


No estaba claro si era un incendio en las colinas
O las propias colinas incendiadas, humeando
Incandescentes, muy lejos para discernirlo.
Y todo el tiempo viajábamos hacia algo
Que ardía inciertamente en la distancia,
Sombra en el horizonte, línea imperfecta,
Nubosa cima azul que nunca parecía
Avanzar o alejarse según nos acercábamos.
Y eso era todo lo que sabíamos
En la menguante claridad, de pie ante la ventana
O alejándonos conmovidos los unos de los otros
Y volviendo a los libros. Pero permanecía
Aún así, como en el rescoldo de un carbón que se extingue
En el lado superior izquierdo de nuestros pechos,
Un destino que llevábamos dentro de nosotros.
Y había aquellos -¿los afortunados?-
Que no se percataban de avanzar hacia eso.
Y la llama también los esperaba.
Nota: La imagen pertenece a Jean Philippe POLI

martes, septiembre 04, 2007

Canto general-parte I




Oh, las máquinas podadoras de césped,
y su música de cuchillas sobre las ternezas del gusano,
sobre las larvas de la Lepidóptera Heráclica.
Oh, los edificios inteligentes, a cuya torre suben,
felices, los mansos suicidas de todas las épocas.
Oh, el regalo de la preñez a las madres de Villa El Cartón,
Villa Nylon,
Villa Sangre y Sol,
y anexos, y etc.
Oh, los niños apaleadores de perros.
Oh, la bendición urbana de las cañerías rotas,
ante cuyas liquideces se sacian los rebañitos grises de gorriones.
Oh, las salas de espera de los hospitales,
refulgentes bajo el blanco neón,
tibias de sangre,
de esperma,
de los jugos que nos ha dado Dios,
de sucedáneos.
Oh, los inmensos basurales de desperdicios,
donde anidan las enormes ratas de ojos como cuentas de azabache.
Oh, las procesiones de todas las vírgenes,
y su olor desconsolado a rosas.
Oh, el despegue de los aviones,
su estela de humo sobre los cielos naranjas.
Oh, el acontecer del crepúsculo,
visto desde las oscuras salas del Pabellón España.
Oh, el suave desplazamiento de los satélites.
Oh, toda la belleza del mundo.
Nota: La imagen pertenece a Orvill Aakra.

sábado, septiembre 01, 2007

Dictando una carta a Gina.



tengo veintinueve años punto
ayer maté dos alacranes en mi cocina coma
eran anchos y venenosos coma
pero a mi mayúsculas padre no consigo matarlo punto
signo de interrogación me salvará esta náusea signo de interrogación

si de afuera no llega respuesta puntos suspensivos
cuénteme antes cómo es afuera punto
desde aquí se ven las antenas grises brillando al sol coma
se oyen las bocinas coma
los adolescentes excitados con el alcohol coma
todo eso coma
usted sabe punto

me molesta un poco esta correa en el cuello punto
pero cada vez molesta menos punto
el problema aquí
es la mutilación punto final
Nota: La imagen pertenece a Nicole Rothstein

sábado, agosto 25, 2007

Epitafio N° 1.


Yo andaba por ahí sin saber cómo.
Yo viajaba muy hacia adelante, pero no conseguía perderme.
Yo participaba del fabuloso desconcierto del siglo pasado.
Yo era un gusano asomando la cabeza por la manzana que daba al árbol lleno de manzanas, que daba al jardín repleto de árboles. Es decir, yo era una infinita posibilidad, invisible.
Yo tenía la eterna sensación de amar al hombre ajeno.
Yo caminaba por San Jerónimo casi todos los días.
Yo recordaba de memoria la primera frase de un libro de Ray Bradbury, una epístola de San Pablo, un poema de Constantino Kavafis. Todas cosas inútiles para sobrevivir.
Yo hacía así con la mano al saludar. Como si ofrendara los ojos.
Yo a los 29 recordé haber jurado que a los 30 me suicidaría.
Yo claudicaba.
Yo quería ser radiante.
Yo esperaba un llamado. En un teléfono descolgado. En una casa que no era mía. En una ciudad fantasma. Ergo, yo esperaba en vano.
Yo andaba enredada en la vida como un alga en la red de un pescador. Era luminiscente, pero no era pez, ni pescador ni mar. Era algo impropio desde muchos puntos de vista.
Yo todavía soñaba.
Yo solía recitar ‘llueve en mi corazón y llueve en el Yang Tzé’.
Yo me quemaba con la vida como los insectos en las lámparas viejas de keroseno.
Yo escribía los versos finales
.
Nota: La imagen pertenece a James Walsh.

domingo, agosto 19, 2007

Las 15 leyes más absurdas del mundo.

El material expuesto a continuación pertenece a la publicación dominical de La voz del interior. Se puede accesar a través de este link: http://www.lavozdelinterior.com.ar/defaultak.asp?edicion=/07/08/19/


1- La cabeza de cualquier ballena muerta que aparezca en las costas británicas pertenece al rey. En tanto, la cola es de la reina, siempre y cuando necesite los huesos para su vestimenta.

2- Un ginecólogo en Bahréin no puede mirar directamente los genitales de su paciente, sino sólo por medio de un espejo. Eso sí, puede tocarlos.

3- En Vermont, para que las mujeres puedan tener una dentadura postiza deben contar con el permiso de sus maridos.

4- En la ciudad británica de York aún es legal matar a un escocés, siempre y cuando se efectúe en los muros citadinos, aunque el "enemigo" deberá portar arco y flecha.

5- En la península de Florida, en los Estados Unidos, las mujeres solteras no podrán arrojarse en paracaídas los domingos.

6- En Gran Bretaña un hombre que quiera orinar en la vía pública sólo podrá hacerlo teniendo en cuenta reglas básicas. Deberá "apuntar" a la rueda trasera de su vehículo y tener la mano derecha sobre el techo del auto.

7- En San Salvador, uno de los países con mayor violencia en el mundo, un conductor borracho podría ser penado con la pena de muerte, ante algún pelotón de fusilamiento

8- En Indonesia, la pena por masturbarse es nada menos que perder la cabeza: la decapitación.

9 - En Miami está prohibido andar en skate en una comisaría.

10- En el Reino Unido, las embarazadas pueden orinar en cualquier lugar que deseen.

11- Los barcos de la Armada Real Británica deberán proveer de un barril de ron a los miembros de la Torre de Londres al ingresar al puerto de la capital inglesa.

12- En Ohio está prohibido tener un pez borracho.

13- En Francia está prohibido bautizar Napoleón a un chancho.

14- Es ilegal morirse en el Parlamento británico.

15- Los taxistas de Londres no podrán transportar cadáveres o perros rabiosos.

miércoles, agosto 15, 2007

Hija.

Cuando Padre vomita sobre la trama perfecta de la alfombra roja,
o sobre el pan recién horneado,
y hay que arrodillarse y limpiar,
no es asco lo que siento,
es pudor.
Una vergüenza súbita y humillante,
al ver la entraña rota,
partida,
toda la suciedad junta de su odio,
toda la oscuridad perra de sus tripas,
de quien no ha de comer ningún animal,
Toda la tiranía ciega,
de la que yo he nacido.

sábado, agosto 11, 2007

El muro.



Este muro que habré de atravesar después de lamer la sal de su silencio.
Este muro pletórico de marcas,
de signos atroces de himeneos felinos,
de botellas rotas con las que el niño de la Señora Genefield juega al barquero Caronte.
Este muro alto como tres hombres
desde donde llegan los gritos de la calle vecina,
cuando los transeúntes mueren atropellados
por los suaves y veloces camiones Mercedes Benz,
y la propaladora pasa ofreciendo pescados jugosos y gélidos,
colchones viejos,
o sillas de madera labrada.
Este muro demasiado áspero para las uñas débiles,
que se quiebran un poco al escalar,
y dejan, entre las ranuras de los ladrillos,
las membranas pálidas,
con que se escribe la derrota.
Este muro de opacidades y plantas trepadoras,
adonde llego, ciertas noches,
a abrevar de la ternura de los otros:
la mano del almacenero, por ejemplo,
desatando el delantal de su apetitosa y salvaje empleada;
las cañerías del edificio alto,
donde anidan alimañas doradas que, al entrar en celo,
hacen ruido de fantasmas;
el verde y febril pasto del parque contiguo,
cuyo rumor de crecimientos
enloquece a los murciélagos que anidan
en la parte alta de la tapia,
ciegos como yo,
perdidos en el hermoso mundo invisible.

Nota: La imagen pertenece a Lars Raun.

martes, julio 31, 2007

Obediencia.

Que bese su corazón, me pidió.
Obediente, tomé un cuchillo
y abriéndolo salvajemente desde la garganta
hasta el estómago,
y rompiendo una a una sus costillas,
hurgué y hurgué con los dedos
su tórax, hasta encontrarlo.
Estaba aún tibio y era rojo y grande.
Hermoso como una fruta no imaginada.
Acerqué los labios para dar el beso más dulce de mi vida.
Luego le cerré los ojos,
y le dije al oído que siempre haría lo que él quisiera.
Nota: La imagen pertenece a Frank Herlet.

lunes, julio 23, 2007

Antioración.

Virgen de las cornisas:
protege mi salto
y mis liberaciones.

Madre de los abismos:
que caiga irremediablemente,
que no cese mi vuelo,
ni aún después de tocar tierra,
que no me espere la rosa, tu rosa,
que no cubran mis ojos tus manos,
que no haya arrepentimiento.

Señora de la Alta Torre:
que no me nazcan alas,
que no me suceda el recuerdo de sus ojos,
que no me salve.

jueves, julio 19, 2007

Botella al mar.




i.
Sureño:
el niño que te habita
baja al mundo como una brasa
y divide en dos los rincones de las sombras.

Se hunde, como un satélite,
en el Ponte Vecchio,
sobre el agua dulce y verde,
o se asienta suavemente, de costado,
como algunos insectos,
en las farolas tibias de la noche
o en el libro de Hoei Lang Ki,
donde se enredan las historias antiguas de los juicios
de nombres escritos en chino,
mujeres de rasgos exóticos,
y la bruma triste que corona el Monte Huang.

ii.
Sureño:
el niño que te cae
cae siempre,
y abre el corazón como partiendo una fruta
para los pájaros oscuros de la tarde
que le miran con el hambre milenario
de quien espera el milagro
y lo encuentra.

iii.
Sureño:
el niño que te parte y que te anda,
el descalzo animal azul de tu costilla,
te ha robado los ojos.
En ellos sucede la lluvia,
en ellos se adormecen los leones
y trotan los tersos perros
de mi dicha.

En vos se realiza la ternura.


Nota: La imagen pertenece a Klaipeda


martes, julio 17, 2007

Joel Peter Witkin
















Visiones.


Mi madre está ciega.
Aquella tarde en que nací,
dos enormes moscas le comieron los ojos,
hiperbólicas,
serenas,
nítidamente recortadas contra la sangre y la luz.
Y nunca, nunca más pudo verme.

sábado, julio 14, 2007

Impresiones sobre un desconocido (o El arte de sacar conejos de galeras aparentemente desconejadas)


Ceslovas Cesnakevicius se llama igual
que antes de conocerlo
habla en otro idioma
y pinta nubes elefantes
tormentas eléctricas
precedidas de valles verdes
y hombres de negro
al estilo Chaplin
Ceslovas Cesnakevicius
dice buzón pan
bicicleta
griegos
y otras palabras
pero con una pronunciación rara
donde la lengua se enreda
como una serpiente velluda
al paladar con que se nombra
Ceslovas Cesnakevicius
ama
o dice que ama
a una mujer desconocida.
(quizá Ceslovas sea nombre de mujer
y entonces ame a un señor
pero también puede amar a otra mujer
o a una oveja
o a un violín)
Cesnakevicius decía su maestra
al tomar asistencia
presente contestaba
pero seguro que en otro idioma
su dentista lo llamó así
al extirparle un premolar redondo
y manifiestamente disforme
su psiquiatra lo llamaba así
pero a veces
palmeándole el hombro
tiernamente le decía sólo ‘Ceslovas’
mientras anotaba lo siguiente:
pupilas dilatadas
manos sudadas
dispersión
Ceslovas Cesnakevicius una noche soñó
que era un puente
y que el puente estaba tendido sobre un río negro
y que en el río negro flotaban niñas ahogadas
y que una le sonreía
y Ceslovas sólo por eso dejó de ser puente
y fue río

jueves, julio 12, 2007

Preguntas-Juan Gelman

"lo que hacemos en nuestra vida privada es cosa nuestra" dijeron
las Seis Enfermeras Locas del Pickapoon Hospital de Carolina
mientras movían sus pechos con una
dulzura tan parecida a Dios

¿y si Dios fuera una mujer? alguno dijo
¿y si Dios fuera las Seis Enfermeras Locas de Pickapoon? dijo alguno
¿y si Dios moviera los pechos dulcemente? dijo
¿y si Dios fuera una mujer?

corrían rumores acerca de las Seis
las habían visto salir de hospedajes sospechosos con una mirada triste
en la boca
las habían visto en una cama del Bat Hotel
las habían visto fornicando con sastres zapateros carniceros de toda
Pickapoon

¿y acaso Dios no sale de los hospedajes con una mirada triste en la
boca? alguno dijo
¿y si Dios fuera una mujer?
¡tetas de Dios! ¡blancos muslos de Dios! ¡lechosos! dijo
¡leche de Dios! gritaba por los techos de toda la ciudad
así que lo quemaron

hicieron una hoguera alta al pie de la colina del Este
y también quemaron a las Seis Enfemeras Locas de Pickapoon
todas eran rubias y cada día habían visto a la muerte trabajar
eso es todo
así acaban con los temblores mortales e inmortales en Carolina y
otros sitios de Dios

¿y si Dios fuera una mujer?
¿y si Dios fuera las Seis Enfermeras Locas de Pickapoon? dijo alguno.

jueves, julio 05, 2007

A Marosa di Giorgio.

yo cavé en tu tumba, Marosa,
yo cavé y vi lo que vi
con las dos manos mías,
con las dos manos mías que me ardieron,
Marosa,
con el ardor y la fiebre de una perra,
cavé y vi,
que tu cuerpo abierto estaba lleno de ojos,
que tu corazón moderado no estaba seco
que de tu corazón brotaban animales,
marosa, la muerta,
yo vi,
que en el humo de tu aliento
que en la niebla espesa de tu boca
hervían criaturas sedosas,
en cinamomo,
en laurel,
en tomillo,
y vi, Marosa, la muerta,
que en tu vientre,
tal como en la cintura de dios
cabalgaba el intrépido ángel
de la locura
yo abrí la tumba,
Marosa,
y vi lo que vi:
los huesos brotados de orquídeas,
la sangre oscura de la muerte
caminando el cuerpo rosa y mustio,
como un río de hormigas
tu cuerpo, Marosa,
los bordes acuosos de las alimañas,
las sementeras enredadas de tu pelo,
y en tu frente, Marosa,
la cruz alta y pronunciada,
incomprensible,
que se les echa a los muertos

Animalada.

La zorra.
La zorra plateada.
La zorra plateada que trae en la boca un huevo.
La zorra plateada que trae en la boca un huevo
y lo rompe
y lo rasga
y lo lame.
La zorra plateada colilarga feroz
que brilla en la noche.
La zorra que brilla en la noche
como una luna bestial.
La zorra que, saciada,
trota por el campo.
La zorra que, saciada,
trota y ve al cordero.
El cordero que tropieza con su vaho.
El cordero blanco
como todos los corderos del rebaño.
El cordero que bala
con sus tristes sonidos metafísicos.
El cordero que ve a la zorra.
El cordero que va a hacia la zorra
y la acomete.
La zorra que, plateada y todo,
se evade.
El cordero que patea y muerde.
El cordero que come a la loba.
A la zorra.
La zorra plateada con su olor a sangre.
El cordero saciado.

viernes, junio 29, 2007

Oscuro.

cuando atardeció,
tu rostro que brotaba del verano
como el animal que mató a Fedra
comenzó a derramarse,
como un río de escarabajos negros
sobre el patio,
y se puso oscura la ropa recién lavada
las linternas de alumbrar
las flores que llaman miosotis
y esas otras,
que emulan la corona del nazareno

tus ojos,
que se escanciaban sobre todo
y tenían olor a pasto quemado
nunca volvieron a ser hermosos como entonces

yo te amé sólo un rato,
pero intensamente:
lo que duró tu sombra
en el columpio del cuerpo

nunca, desde entonces,
las tardes son tan tristes,
nunca
tan irremediablemente claras

domingo, junio 17, 2007

La tormenta.


i.
vení, vos, El Tan Triste,
sentate a mi lado,
cantame con tu voz de indio domado,
démonos las manos en esta tormenta eléctrica,
compartamos el miedo

la fiesta es lejos,
es de los otros

vos mirás para ese lado
con la nariz alzada,
oliendo, en el aire caliente y húmedo,
el rastro leve de la perra en celo.

vos, El Tan Perro,
hembro, hombra,
vos sabés que yo te adivino,
no te hagas el loco,
el desentendido,
el benedicto

ii.
que el relámpago se haga en tus ojos negros

había, en la chacra de los Dezotti,
un potro blanco de ojos así

estaba alambrado,
atado,
y a la noche corría,
creo que por la locura de la soledad
y daba relinchos grandes como el campo

la libertad del potro
sin la yegua
era, digo, más cárcel que nunca

iii.
no hay nada que yo pueda decirte
en esta noche,
ni en ninguna,
creeme

no hay forma que yo pueda salvarte
¿de qué, por ejemplo,
podría salvarte?
ya agotamos la palabra,
mi amor,
fumemos un rato,
miremos el granizo caer
fijate qué hermosa la niebla
el humo

¿dónde estás?

iv.
¿vos creés que el viento se la lleva?
atrás,
en el verano,
cerca de los animales,
la vieja me llevaba a orinar
y del pasto se levantaba
ese vaho confuso y dulce

¿ves la inundación?
yo creo que se viene
no tiembles,
portate como un hombre
abrazame

v.
el barro nos crea

alguien vendrá a vernos
alguien dirá de nosotros lo que pueda:
“eran adán y eva,
quietitos, mirá,
embarrados,
como al principio
aunque algo muertos”

ya sé,
qué pobreza de palabras,
qué mordiscos a la lengua,
todos estos pedazos de nada

ya sé
un poco como la vida

mientras bajamos,
te cerraré a besos
los ojos

jueves, junio 07, 2007

Cortejo en la vía púbica (poema del travestimiento)


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Dice mi padre, el italiano, el apóstata:

“Oh, Camaleona, en tus tetas yo herviría toda Italia,
toda entera, península grasienta.
Yo en tu pubis chocaría,
me mataría con el Ford.
Porque la muerte,
-oh, Fermosa, oh, Neurótica,
la de áspera lengua-
es una grosella ardiente
que los algunos comemos con delicia
si al tocarla, tocamos una perra como tú.”

De lo que dijo a mi madre otra noche:

“Zíngara, la de ojos almendrados,
en quien se mueren mis ansias de pederastia,*
desarrópate, que pronto estoy al desvirgo,
que crecidos, mis atributos de macho
traspasan las leves telas,
como los ciegos hacen con la oscuridad.

Te bucearía, Narcisa, como haces tú
con el espejo de agua en que te hundes.
Que visiones he tenido,
y en ellas, blanca como la leche,
derramarme me dejabas
en la fértil entrepierna.
Suave cordera de Dios,
¿tan infinita eres
que me pierdo en tu entraña?”

*Miente, el cronista, que probado está que mi padre de pederasta, nada. Salvo las lánguidas miradas hacia ajenos pantalones, acto comparativo antes que de valoración lujuriosa.



Nota: Suena la voz de Billie Holiday acompañada de Luois Amstrong

viernes, junio 01, 2007

Keren Ann.

Lila o el arte del sancocho.

Llegada a la casa-Avistaje de uno o dos animales.

Está sobre la heladera.
Es una mancha negra, con dos puntos brillantes y verdes.
Esa mancha encarna la gatidad, sin ser aún en un gato.
La gatidad absoluta o ideal antes de la mueca del dios que la formule.
Alguna clase de gatidad superior,
un fuego de artificio,
alcohol ardiendo en una hendidura de la noche,
una hermosa ferocidad gimiendo por las ratas,
clavándome algunas uñas en un pecho,
una imagen de París,
una suavidad moldeada en el infierno.
Acercamiento-Visión

Lila.
La veo merodear casi sexualmente sobre la alacena.
Tiene el aire luciferino de quien muerde y traga sangre y nervios.
Tiene el alma angostada por la saciedad del hambre,
se lo noto en el latir caliente y animal.
Se mueve entre mis piernas con una cadencia cercana a Bach,
y la caricia, el certificado de que existo.

Cocinar es un arte-Actividad

Aún no encenderé la luz.
Me basta la lumbre náufraga del cigarrillo para verla brillar y gemir.
Entretanto, saco las flores amarillas de calabaza,
las dispongo sobre una fuente junto a las zanahorias y los alcauciles.

Esta escena deberá ser de una ceguera inusitada,
y me guío por el perfume y el silencio.
La tomo de una de sus suavidades: el cuello.
De un solo tajo la parto al medio mientras una parte me muerde la mano,
y yo grito y ella ya no puede.
El agua hierve con especias, sal y hojas de laurel.
Dejo caer allí sus dos puntas,
ambas hermosas y ya de una mortalidad visible y casi triste.

Me siento a la mesa. Sirvo el vino.
Me desnudo.
Pienso que cocinar es un arte.


Nota: La imagen pertenece a Miles Aldridge.

sábado, abril 28, 2007

El arpa y la sombra.


“De los pecados capitales, uno solo me fue siempre ajeno: el de pereza. Porque, en cuanto a la lujuria, en lujuria viví, hasta que de ella me libraron afanes mayores, y el solo nombre de Madrigal de las Altas Torres –palabras que se me juntan en imagen del linaje, hermosura, regia epifanía, supremo objeto del desear- llevara mi ánimo a tal obcecación que hasta en la forma de montaña que los cristianos contemplaban por vez primera encontraba yo un parecido con otras formas que se me pintaban, con pálpito y saudade, en lo más secreto de mi memoria... Desde que mi padre, sin dejar por ello de cardar la lana, abriese un negocio de quesos y vinos en Savona –con trastienda donde podían los parroquianos llevar sus vasos a la boca de las canillas para entrechocarlos luego por sobre una mesa de espeso nogal- me gocé en escuchar lo que de sus andanzas contaba la gente marinera, vaciando uno que otro fondo de tintazo que me pasaban a escondidas- gustándome tanto el vino, desde entonces, que muchos se extrañaron, en el futuro, de que en mis empresas propias pensara siempre en llevar una enorme cantidad de toneles en los barcos y que, cuando me tocara pensar en cosas de labranza, reservara siempre las mejores tierras que me fuesen dadas por la Divina Providencia en sembrar y cultivar la vid. Noé, antecesor de todos los navegantes, fue el primero en dar el mal ejemplo, y como el vino enardece la sangre e incita a culposas apetencias, no hubo lupanar mediterráneo que no conociese de mis ardores mozos cuando, para gran pesadumbre de mi padre, me dio por irme a la mar...
Caté las hembras de Sicilia, Chío, Chipre, Lesbos, y otras islas más o menos amulatadas, mixtas de moros mal conversos, cristianos nuevos que siguen sin probar carne de cerdo, sirios que se persignan ante todas las iglesias sin que acabe de saberse a qué parroquia se arriman; griegos que venden la hermana, por unas horas, a llamada de campanilla, traficante de todo, sodomitas o bujarrones cuando les viene en cuenta; calé las hembras que, antes del trato, tañían la sambuca y el pandero; las “ginovesas” que, venidas de alguna judería, me hacían un guiño cómplice al tentarme el rejo; las de ojos alcoholados que, bailando, hacían volar mariposas tatuadas sobre sus vientres; las otras –moras, casi siempre- que se guardan en la boca las monedas dadas para defender la lengua propia de las lenguas intrusas; y las que juran y perjuran que, vistas de espaldas, siguen siendo mozuelas, a menos de que alguna generosidad apreciable las lleve a entregar, insigne favor, aquello que jamás entregaron a nadie; y las alejandrinas, encaladas, arreboladas y repintadas como mascarones de proa –como las difuntas retratadas en las tapas de los sarcófagos de aparato que aún se usan en su país-; y las de todas partes que, de tanto gemir que se desmayan, y que las matas, y que ya están muertas, y que como tú nadie, te acaban en tres respingos y tres culebreadas, mientras se curan del aburrimiento ensartando las cuentas de un collar por encima de tu lomo atareado en promover un gozo tan bien pregonado que se pagaría por sólo oírlo...”
Fragmento de 'El arpa y la sombra', de Alejo Carpentier.
Nota: La imagen pertenece a Joel Peter Witkin

viernes, abril 27, 2007

Los árboles parlantes.


Hay árboles que hablan y hay árboles que formulan enigmas. En mi cuaderno de apuntes tengo algunos ejemplos que probarían esta monstruosidad. Pierre Desvignes, canciller de Federico II (siglo XIII) acusado in­justamente de traición, fue condenado a perder sus ojos. Sobrevivió al suplicio. Pero ya en la prisión, golpeó su cabeza contra los muros hasta quitarse la vida. Con éste hablará el Alighieri en un bosque cuyos árboles eran las estructuras de los que un día eligieron el suicidio. Me­tamorfosis de los violentos contra sí mismos (Inf. 33/ 151). Los que creen que esto es una ficción, no han podido explicar por qué Charles Sorel en el siglo XVII habló con su hermano suicida dirigiéndose a un árbol tres días después del fallecimiento. Este árbol le reveló el secreto del suicida y de la traición que acechaba al mismo Charles Sorel si no mataba en duelo a su propio padre, casado incestuosamente con su hermana, y de los cuales descendían ellos.El duelo se realizó. Pero Charles Sorel fue vencido y murió decapitado. El padre lo había traicionado denun­ciándolo a los "cazadores de brujas". Pero al día siguien­te el progenitor fallecía envenenado con arsénico. La madre incestuosa sobrevivió un año y después murió de cierto "ataque a la sangre" cuando atravesaba un puente. Nadie pudo descifrar el misterio de estas muertes imprevisibles. Pero el árbol suicida siguió emitiendo ex­traños sonidos hasta que los vecinos de Fontembleau re­solvieron prenderle fuego y acabar con lo que denomi­naban "el hechizo del siglo".El segundo ejemplo está extractado de las primeras líneas del Hay Benyocdán (siglo xii) de Abentofail. Es una cita de Almasudí en la que se habla de un árbol de la India que en vez de frutos producía mujeres a las que éste llama las niñas del Uac Uac. Los escoliastas, siguiendo el árabe Albiruní, nos informan, en cambio, de un árbol que crecía en la isla de Uac Uac, cuyo fruto to­maba la forma de una cabeza de mujer que se expresaba a través de un grito monosilábico en que repetía su uac uac. Otra leyenda árabe posterior (siglo XIII) asegu­raba que la cabeza era la Esfinge arbórea que interro­gaba sobre el misterio de la vida en la esperanza de que alguien advirtiera la vacuidad de los instintos. Nadie pu­do contestar el enigma, y el fruto con cabeza de mujer no pudo ser fecundado y se marchitó.
Por la misma fecha, cuando las Abil Leylah wa leyhh (Las mil noches y una noche) llegaban a su redacción definitiva entre 1475 y 1525 (habían arrancado del Hezar Efmmeh o Mil cuentos, en el siglo VIII) hallamos, en la historia de Scheherazada, otro ejemplo de árboles parlan­tes. Es el relato en el que la vieja dice a Farizada que su vivienda admirable carecía de tres cosas importan­tes: el pájaro que habla, el agua de oro y el árbol que canta. Bachman, hermano de Farizada, sale en busca de estas tres maravillas, internándose en un sendero escalofriante, sembrado de piedras y voces amenaza­doras, por cuya línea hay que avanzar sin retroceder para no petrificarse. Cuando halla el árbol que canta confirma lo que la vieja le había dicho a Farizada. Las hojas del árbol eran otras tantas voces que producían "armonías incomparables".El cuarto ejemplo pertenece a la ciencia-ficción. Al­guna vez lo he mencionado al referirme a los sueños in­terplanetarios. Lo vivió en la imaginación Cyrano de Bergerac al escribir Les voyages aux États de la Lune et du Soleil (1643). La obra fue escrita cuando éste tenía veintitrés años y ningún rival que pudiera opo­nérsele a lo que él llamaba la hoja centelleante al aludir a su espada. Describió sus viajes oníricos a la Luna y el Sol. Describió el primer solnizaje del hombre demos­trando que el Sol estaba poblado de manchas donde era posible detenerse sin temor al fuego. Pero advirtió que en ese astro existía algo así como la memoria del mundo que se manifestaba a través de estructuras arbóreas in­verosímiles cuya voz era semejante a la del hombre. Cyrano, lleno de asombro, midiendo su propia finitud, habló con ellos. Dialogó sobre el misterio que persigue al hombre. Formuló preguntas y obtuvo las respuestas. Pensó posiblemente que el ser humano era un árbol par­lante que en vez de crecer y morir en profundidad, cre­cía y se perdía en las alturas.


Juan Jacobo Bajarlía.

miércoles, abril 25, 2007

Traduttore Tradittore.

Verrá la morte e avrá i tuoi occhi.
-
-
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi-
questa morte che ci accompagna
dal mattino alla sera, insonne,
sorda, come un vecchio rimorso
o un vizio assurdo. I tuoi occhi
saranno una vana parola,
un grido taciuto, un silenzio.
Così li vedi ogni mattina
quando su te sola ti pieghi
nello specchio. O cara speranza,
quel giorno sapremo anche noi
che sei la vita e sei il nulla.

Per tutti la morte ha uno sguardo.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.
*
*
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
-
-
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, amada esperanza,
ese día sabremos también nosotros
que eres la vida y eres la nada.

Para todos la muerte tiene una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un hábito,
como ver en el espejo
resurgir un rostro muerto,
como escuchar un labio cerrado.
Descenderemos mudos al abismo.

Césare Pavese.

Traducción casera (es lo que hay)

Shadi Ghadirian