jueves, diciembre 11, 2008

Que estalle.

A 19 días para que este blog termine su periplo y se autodestruya.
Era hora.

Así que ando con tiempo de ir agradeciendo a gente que pasó por acá.
Perdidos que andaban buscando cosas que no eran estas pero que se quedaron igual.
Gente que fue traída a punta de lanza o de pistola.
Amables de siempre que hacen el favor de amigos de pasarse y leer.
Curiosos y voyeurs.
Anónimos que se animan a putear y disentir, sólo en el anonimato. Hubo pocos y fueron eliminados sin piedad. Con nombre y apellido, peleo a Santos Vega, con cobardes no.
Raras perlas: no los tumores de la ostra, la belleza y el brillo del tumor de la ostra.
Desconocidos e ignotos.

En el principio de la lista, hubo estos.

jueves, diciembre 04, 2008

3 poemas de Magdalena Ferreiro.

Tablas por ahogado.

El rey está ahogado,
duplicado por aguas añiles,
enredado en algas.

El rey está henchido de sales,
hermanado con los peces.

Creí que este día sería perfecto,
pero si el rey no lo sabe,
no hay justicia.

El rey está ahogado.
Vayamos a tablas
que nadie puede ganar ya.
Seamos dignos.

Es una cuestión de hidalguía.
Verbera, vibra, se hunde
el rey.


Diagrama arbóreo.

Planta vulneraria.
No cura llagas: las crea.

Hojas dentadas
con haz sedoso
y áspero, espinado al envés.

Hemos llegado al Reino
y todo es sorpresa, niña.
¿Querías juegos arbóreos?
Aquí tu rama, tu tártago.

Lóbulos labiados,
lanceolados.
Cántaros de savia astringente.
Y se alza el venablo de San Jorge,
se yergue la tramoya esmeraldina.

Hierba de las siete sangrías.
Su raíz macerada de estupor.
(Purgarás las culpas de los príncipes,
a la tierra regalarás tu entraña).

Flor de la sal.
Corona de esporas.
Éscaras
en la espalda que aún vive.

Cáliz encarnado,
encarnizado,
pecíolos de agua lustral.

Maderas que exudan resina,
se inmolan, queman fragancia.

Tallos rastreros sin confín.
Vibrisas,
vicio de subrepción.

Duerme un sueño
vegetal, inflorescente.
Crueles estambres,
frutos en cápsula.
Poliniza.

Tendría lengua bífida
si fuera reptil,
pero es él,
es una planta, todas.


Juego de cercar la liebre.

Cercar la liebre
de tal suerte que no haya
un resquicio,
un rescoldo:
instarla, conminarla.

Cercar la liebre
siglo tras día,
hora tras año,
hasta verla de pronto,
lebrel,
en tu biblioteca.

Juego es el juego.


Nota: estos textos fueron extraídos de las páginas detalladas a continuación.
1)http://www.letralia.com/182/letras11.htm
2)http://laseleccionesafectivasuruguay.blogspot.com/2008/01/magdalena-ferreiro.html