martes, octubre 23, 2007

La casa.



Antes de la lluvia
no hubo refugio,
caverna, estanque,
casa.

Era el tiempo del caos y el desconcierto.

El fuego de la tarde anidaba aquí,
en la piel,
y se dejaba estar
como un gato en un ánfora.
algo triste y cercano a la muerte,
como el humo o la niebla.

No teníamos ventanas.
Las cosas y los animales entraban en nosotros
como si fuésemos algo hueco,
un embudo de carne,
una ausencia.

Las espinas, los vidrios,
los desperdicios de la sangre,
el grito de los otros hombres,
la humedad de la mañana,
todo giraba alrededor nuestro,
y no había nombre para decir esas cosas:
apenas un gruñido torpe,
un balbuceo,
algo que no era palabra.

Entonces llegó el agua:
se hizo el tiempo de la cereza,
del ángel,
de todo lo que es brote,
humedad.

Hubo barro.

A propósito nos esculpíamos en esa materia.
A propósito jugábamos.
poníamos cara de Adán y Eva antes de la caída.
Empezábamos a hacer el mundo.

De a poco se levantó la casa.
Tenía paredes acariciantes.
Tenía olores cavernarios.
Tenía sugerida la muerte en la penumbra de sus rincones,
en las arañas escuálidas,
las ollas de cocer el maíz,
en las cortinas donde anidaba el fantasma.

Era el comienzo del mundo
y nacíamos.
Nota: La imagen pertenece a Bahri Budak.

domingo, octubre 21, 2007

La mauvaise reputation-George Brassens



En mi pueblo siempre hay tensión,
tengo mala reputación,
haga lo que haga es igual
todo lo consideran mal.
Yo no pienso pues hacer ningún daño
queriendo vivir fuera del rebaño.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos todos me miran mal
salvo los ciegos es natural.

Cuando la fiesta nacional
yo me quedo en la cama igual,
que la música militar
nunca me pudo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
que el de no seguir al abanderado.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos me muestran con el dedo
salvo los mancos, quiero y no puedo.

Si en la calle corre un ladrón
y a la zaga va un ricachón,
Zancadilla pongo al señor
y he aplastado el perseguidor.
Eso sí que sí que será una lata
siempre tengo yo que meter la pata.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Tras de mí todos a correr
salvo los cojos, es de creer.

No hace falta saber latín
yo ya se cual será mi fin,
en el pueblo se empieza a oir,
muerte, muerte al villano vil.
Yo no pienso pues armar ningún lío
conque no va a Roma el camino mío.
No a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos vendrán a verme ahorcar,
salvo los ciegos, es natural.

viernes, octubre 19, 2007

Genealogía-Felisberto Hernández

1-
Hubo una vez en el espacio una línea horizontal infinita. Por ella se paseaba una circunferencia de derecha a izquierda. Parecía como que cada punto de la circunferencia fuera coincidiendo con cada punto de la línea horizontal. La circunferencia caminaba tranquila, lentamente e indiferentemente. Pero no siempre caminaba. De pronto se paraba: pasaban unos instantes. Después giraba lentamente sobre uno de sus puntos. Tan pronto la veía de frente como de perfil. Pero todo esto no era brusco, sus movimientos no eran reposados. Cuando quedaba de perfil se detenía otros instantes y yo no veía más que una perpendicular. Después comenzaba a ver dos líneas curvas convexas juntas en los extremos y cada vez las líneas eran más curvas hasta que llegaban a ser la circunferencia de frente. Y así, en este ritmo, se paseaba la joven circunferencia.

2-
Pero una vez la circunferencia violentó su ritmo. Se detuvo más tiempo que de costumbre: quedó parada con el perfil hacia mí y el frente hacia la línea infinita. Parecía observar en el sentido opuesto de su camino. Pasó mucho tiempo sin ver nada a lo largo de la línea infinita. Pero la intuición de la circunferencia no erró: de pronto, con otro ritmo violento, de andar brusco, de lados grandes, se acercaba un vigoroso triángulo. La circunferencia giró sobre uno de sus puntos y los demás volvieron a coincidir con los de la horizontal en el mismo sentido de antes.

3-
Pero el ritmo de la circunferencia fue distinto al de antes: no era indiferente ni tan lento. Poco a poco iba tomando la forma de una elipse y su ritmo era de una gracia ondulada. Tan pronto era suavemente más alta o suavemente más baja. El vigoroso triángulo se precipitaba regularmente violento. Pero su velocidad no prometía alcanzar a la elipse. Sin embargo la elipse se detuvo un poco hasta que el precipitado triángulo estuvo cerca. Esa misma corta distancia los separó mucho tiempo y nada había cambiado hasta que el triángulo consideró muy bruscos sus pasos: prefirió la compensación de que fueran más numerosos y más cortos y se volvió un moderado pentágono.

4-
Ahora, hecho un pentágono era más refinado, menos brusco, pero no más veloz, ni menos torturado de problemas. Su marcha era regular a pesar de la contradicción de sus deseos: ser desigual, desproporcionados sus pasos, arrítmico. Y pensó y pensó durante mucho tiempo sin dejar de marchar tras la suave serenidad de la elipse. La elipse no se cambió más, además era sin problemas, espontáneamente regular y continuada. Y todo esto parecía excitar más al pentágono que de pronto resolvió el último problema volviéndose un alegre cuadrilátero.

5-
Pero una vez, la elipse rompió la inercia de su ritmo. Hasta en este trance fue serena. A pesar de la velocidad y la brusca detención hizo que sus curvas suavizaran esta última determinación. El cuadrilátero no fue tan dueño de sí mismo. No pudo romper tan pronto su inercia. Al llegar junto a la elipse pareció como que se produjo un eclipse fugaz y el cuadrilátero se adelantó. Recién después de haber dejado a la elipse muy atrás, pudo detenerse. Pero entonces la elipse reanudó su ritmo con la misma facilidad que lo dejó, se produjo un nuevo eclipse y el cuadrilátero quedó tras ella a la misma distancia de antes.

6-
La elipse volvió a detenerse. El cuadrilátero volvió a llegar hasta la elipse. El eclipse volvió a ocurrir. Pero fue el último: fue el eclipse eterno. La elipse quedó encerrada entre el cuadrilátero en un vértigo de velocidad. Fueron muy armoniosas las curvas de la elipse entre los ángulos del cuadrilátero y así pasaron todo el tiempo de sus vidas jóvenes. Cuando fueron viejos no se les importó más de la forma y la elipse se volvió una circunferencia encerrada en un triángulo. Marcharon cada vez más lentamente hasta que se detuvieron. Cuando murieron, el triángulo desunió sus lados tendiendo a formar una línea horizontal. La circunferencia se abrió, quedó hecha una línea curva y después una recta. Los dos unidos fueron otra línea superpuesta a la que les sirvió de camino. Y así, lentamente, se llenó el espacio de muchas líneas horizontales infinitas.

jueves, octubre 18, 2007

Revés.

Este es tu espejo, Elena.
Todo tuyo.

Podés besarlo en la boca como Narciso.
En la mejilla como Judas.
Eso es irrelevante:
si es cierto lo del reflejo,
terminarás jodida o muerta,
ahogada con vos misma,
confundida con la Otra
que sí sabe lo que quiere.

domingo, octubre 14, 2007

viernes, octubre 12, 2007

Cuestión de identidad


Crúzame el desierto,
la bruma.
Hazme aquí el dolor.

En vos, hay un amor ternísimo
de manatíes y roces de aeroplanos,
de médula de damasco.

Cerca tuyo
dan ganas de rondarte la boca
como una abeja,
libarte los ojos,
posarse en la presa ambigua de tu corazón,
ser un animal pequeño y hermoso.

Quiero llevarte a la oscuridad
que me venís espantando
desde el primer verso.

Quiero ser lo que no soy.
Ser lo que no somos.

La fiesta.


Allá arriba se hace la fiesta.

No en el extinto cielo.
no en el temido paraíso:
en la casa lujosa como orquídea,
toda carnal y bien formada,
como ala,
como sexo de vampiro,
iluminada por incontables bujías.

A la entrada,
los de abajo hacen ruido de marea,
de cacerola seca,
de un diente feroz brotando entre la nada.

Tienen la música confundida,
la música equivocada.

Y mientras los de arriba barritan y celebran,
los de abajo se hacen leña
y se encienden con un dolor de locos
se tiran contra las puertas,
son el alumbramiento de este mundo,
el abono,
la raíz.

jueves, octubre 04, 2007

2 noticias lindas 2

* El 20 de Agosto me llegó un correo donde me informaban que había ganado el Concurso de los premios Cartografías, primera edición, en el género poesía. La editorial es nuevita, y está dirigida por José Di Marco y Pablo Dema, dos personas más el jurado (compuesto por María del Carmen Marengo, Mari Calviño, y el propio Di Marco) y ya son cuatro, que decidieron confiar en mí, y aguantarme (pagarme) la edición de mi primer libro. No está de más decir que pululo entre la felicidad y la angustia de tener que dar la cara por mi obra, y de echarla al mundo a ver qué pasa.
* La otra noticia linda relacionada con la primera, fue que ayer recibí dos versiones definitivas de lo que va a ser la tapa del susodicho. La proyectó y dibujó Pablo Velasco, y si la están viendo, se van a dar cuenta de que la hizo con mucho amor y respeto. Que la disfrutó, también, que lo hizo feliz. Doble premio para mí, ambos inmerecidos, lo más probable, pero ampliamente disfrutados, y muy soñados. Sí, las cosas lindas también pasan.











lunes, octubre 01, 2007

Impenetrable.




De Dios no recordamos nada.

Sabíamos de su voz aramea,
de los góticos ojos,
del robusto y caliente tacto,
del peplo rojo,
del estigma.
Nada más.

Pero aquí, los niños tobas,
los impronunciables wichí,
los oscuritos del impenetrable chaqueño
todos lo andan buscando,
todos muertitos, andan,
tras las huellas del Mismo,
del Único.

Para irse, emulan el viaje,
el ascenso:
miran el cortinado de las telarañas,
la selva flaca,
(pura soja y animalito seco)
y se ponen del color de la tierra,
de la greda.

“Una muerte muy apropiada,
muy autóctona”
dicen los antropólogos.
y escupen
en el campito roto,
que ni para tumba alcanza.
Nota: La imagen pertenece a Teuku Jody Zulkarnaen