lunes, septiembre 24, 2007

Los grandes lo hacen en una sola línea.

Me ilumino de inmensidad.
(Giussepe Ungaretti)

jueves, septiembre 20, 2007

20-09



Cuando Madre me daba de beber sus pechos, me enseñaba el mundo.
Me decía, con sus tetas grandiosas:
“hija, en el mundo hay Lutecia, hay China,
hay un bosque, o miríadas de bosques
cuyo nombre de todo es Eslovenia,
y esas cosas están más allá de mí”

Entonces se me agrandaban los ojos
y a los diez años se podía decir
que mis ojos cubrían el patio,
la ruta nueve sur,
las autopistas donde pacían vacas,
los incendios de las sierras.

No tenía vergüenza, yo, por mis ojos,
desparramados, cuando dormía,
por toda la casa.

Crecían rabiosos,
como maleza en verano,
y andaba viendo el corazón de las gentes,
abriendo los baúles donde la ropa de mi hermano muerto,
educando mis córneas en el neón triste de las ciudades,
en sus márgenes prolíficos de basura y de perros.

¿Qué fulgor opalescente coronó, aquella tarde,
la tristeza de las antenas?
¿Qué color de Apocalipsis?
¿Qué brillos angélicos retozaron en el horizonte?

De una brecha del cielo descendía el hombre
que habría de cegarme.

Nota: La imagen pertenece a Ali Alisir

domingo, septiembre 16, 2007

Puzzle.


Lo primero fueron sus ojos.
Llegó a tientas, una noche,
ciego,
loco de oscuridad,
y le pregunté:
-¿dónde, amor mío,
perdiste los ojos?-
Y él,
dirigiéndome sus cuencas,
me mintió:
-los olvidé en la oficina.

A la segunda semana,
había perdido las manos.

No sé qué excusas me daba.
Dejé de escuchar
ocupada como estaba
en hacerle el nudo de la corbata,
en marcar el teléfono,
en cepillarle el pelo.

Así, todo un año
fue y vino,
perdiéndose,
hasta que al fin le dije:
‘querido, nunca me gustó el puzzle,
andáte de una vez’.

Entonces lo escuché llorar,
cruzarse las correas de las maletas
en los muñones,
abrir la puerta con los dientes,
irse a gatas a la casa de la otra.

Y yo vi,
cómo la casa se volvía grande,
cómo todo sonaba distinto,
salvo el corazón de él encima de la mesa:
rojo y grande,
regular,
armonioso.

Como todos los días.

Nota: La imagen pertenece a Novic Arman Zhenikeyev

domingo, septiembre 09, 2007

7 maneras de nombrar un pomelo sin decir pomelo.





I-
¿No es raro ese color de doncella
en la piel amarga de una fruta?

II-
Instrucciones:
Rememore el círculo.
Haga que ese recuerdo penda de un árbol fragante.
Ahora arránquelo despacio.
Clávele una uña en el epicentro de la carne rosa.
Desnúdelo.
Ábralo como abriría a una mujer,
Hacia el centro.
Trágueselo de a gajos.

Ha comenzado a entender.

III-
Algo parecido al albor,
con todas sus redondeces,
con ninguno de sus negros pájaros.

IV-
Señor,
si estás en algún lado justo ahora,
bájate de tu solitario,
de tu melancólico,
de tu teatral oficio,
y ponte a abrevar
como un animal
en estas dulzuras.
Señor,
abre tus omniscientes lenguas,
que te chorreen sus jugos,
que tus aletas nasales se expandan,
que te eroticen sus ácidos perfumes,
que al fin sepas.

V-
No la tácita naranja.
No los agrores del pálido limón.
No la acidez pequeñita del kumquat.
No el espesor carnoso de la frutilla.
No la verdeza seminal del kiwi.

Algo más.

VI-
Vino desde la áspera semilla.
De las tormentas eléctricas del Sur.
Del áspero sol de Noviembre.
De las conjunciones astrales.
De la violencia de las lunas llenas.
De la aspereza de la tierra fértil.
De su humus.
De todas sus muertes, vino.
De germinar y echar las oscuras raíces en el ancho mundo.
De expandirse.
De ser el tronco y ser la rama.
Del nido que le infunde sus flujos musicales.
Del aire y las heladas.
Del no ser animal.
Del ser fruta.

VII-
Cuatro cincuenta el kilo, señor.
Si los toca
-y ofrecía los senos intactos-
se los lleva a casa.

sábado, septiembre 08, 2007

Incertidumbre-Edward Hirsch





We couldn’t tell if it was a fire in the hills
Or the hills themselves on fire, smoky yet
Incandescent, too far away to comprehend.
And all this time we were traveling toward
Something vaguely burning in the distance-
A shadow on the horizon, a fault line-
A blue and cloudy peak which never seemed
To receed or get closer as we approached.
And that was all we knew about it
As we stood by the window in a waning Light
Or touched and moved away from each other
And turned back to our books. But it remained
Even so, like the thought of a coal fading
On the upper left-hand side of our chests,
A destination that we bore within ourselves.
And there were those –were they the lucky ones?-
Who were unaware of rushing toward it.
And the blaze awaited them, too.


No estaba claro si era un incendio en las colinas
O las propias colinas incendiadas, humeando
Incandescentes, muy lejos para discernirlo.
Y todo el tiempo viajábamos hacia algo
Que ardía inciertamente en la distancia,
Sombra en el horizonte, línea imperfecta,
Nubosa cima azul que nunca parecía
Avanzar o alejarse según nos acercábamos.
Y eso era todo lo que sabíamos
En la menguante claridad, de pie ante la ventana
O alejándonos conmovidos los unos de los otros
Y volviendo a los libros. Pero permanecía
Aún así, como en el rescoldo de un carbón que se extingue
En el lado superior izquierdo de nuestros pechos,
Un destino que llevábamos dentro de nosotros.
Y había aquellos -¿los afortunados?-
Que no se percataban de avanzar hacia eso.
Y la llama también los esperaba.
Nota: La imagen pertenece a Jean Philippe POLI

martes, septiembre 04, 2007

Canto general-parte I




Oh, las máquinas podadoras de césped,
y su música de cuchillas sobre las ternezas del gusano,
sobre las larvas de la Lepidóptera Heráclica.
Oh, los edificios inteligentes, a cuya torre suben,
felices, los mansos suicidas de todas las épocas.
Oh, el regalo de la preñez a las madres de Villa El Cartón,
Villa Nylon,
Villa Sangre y Sol,
y anexos, y etc.
Oh, los niños apaleadores de perros.
Oh, la bendición urbana de las cañerías rotas,
ante cuyas liquideces se sacian los rebañitos grises de gorriones.
Oh, las salas de espera de los hospitales,
refulgentes bajo el blanco neón,
tibias de sangre,
de esperma,
de los jugos que nos ha dado Dios,
de sucedáneos.
Oh, los inmensos basurales de desperdicios,
donde anidan las enormes ratas de ojos como cuentas de azabache.
Oh, las procesiones de todas las vírgenes,
y su olor desconsolado a rosas.
Oh, el despegue de los aviones,
su estela de humo sobre los cielos naranjas.
Oh, el acontecer del crepúsculo,
visto desde las oscuras salas del Pabellón España.
Oh, el suave desplazamiento de los satélites.
Oh, toda la belleza del mundo.
Nota: La imagen pertenece a Orvill Aakra.

sábado, septiembre 01, 2007

Dictando una carta a Gina.



tengo veintinueve años punto
ayer maté dos alacranes en mi cocina coma
eran anchos y venenosos coma
pero a mi mayúsculas padre no consigo matarlo punto
signo de interrogación me salvará esta náusea signo de interrogación

si de afuera no llega respuesta puntos suspensivos
cuénteme antes cómo es afuera punto
desde aquí se ven las antenas grises brillando al sol coma
se oyen las bocinas coma
los adolescentes excitados con el alcohol coma
todo eso coma
usted sabe punto

me molesta un poco esta correa en el cuello punto
pero cada vez molesta menos punto
el problema aquí
es la mutilación punto final
Nota: La imagen pertenece a Nicole Rothstein