miércoles, septiembre 27, 2006

La inacabable fe.

Arcadio murió a los 85 años. Y no es un nombre irreal, no. Y no es un personaje inventado. Tampoco. Vivía a unas diez cuadras de mi casa, en la misma casa que compró cuando se casó, y que se fue ampliando conforme le nacían los hijos, los nietos, las otras ramas de las que no recordaba el nombre, ni la filiación.
En las tardes de verano, al frente de una hilera de moras, se sentaba a matear, en medio de una nube de moscas y tierra, en medio de los pensamientos recurrentes que un viejo debe tener. Su lugar era una esquina de la periferia de un pueblo como éste, perdido en el interior del interior, digamos, en la nada misma, alrededor de la cual gira el mundo de los posibles.
Apenas veía, en medio del calor y la polvareda, que alguien pasaba caminando, le ofrecía un mate, un cigarrillo, una anécdota, de esas inútiles y deformadas, por lo repetidas, o por cierto hábito travieso del narrador, que va agregando detalles y peripecias, conforme la memoria va despojando al hecho de lo accesorio, y la sublimación consigue héroes o mártires, allí donde residía el hombre común. Cuando yo lo conocí, le faltaba poco para morirse, pero yo no lo sabía, y él tampoco. Aún así, por lo viejo y por sus movimientos de pájaro flaco caído en desgracia, ya pensábamos en él como se piensa en las cosas o en las personas ausentes, con el gesto de la tristeza, con un poco de resignación, con otro poco de dulzura. Él construía una bicicleta de tres ruedas, que desarmaba y volvía a armar, porque no le encontraba el defecto, o porque quizás, el defecto no existía, o tal vez, porque veía en el fin del trabajo algo irremediable que lo atraía como un abismo. Cuando le preguntábamos para qué era la bicicleta, Arcadio nos miraba muy sorprendido, como si por primera vez hubiera tenido tiempo para esos cuestionamientos inútiles y contestaba:
-Para cuando sea viejo.

viernes, septiembre 22, 2006

Así de fácil.


¿Y si algo, de pronto, se disparara en mí?
Una semilla de muerte, un tigre,
un auto azul con velocidad de mordisco,
algo, con gusto a mutilación, a sangre,
un poco de veneno.

Sería posible. O sería verdadero,
que atrás de mis ojos no quedara nada,
que la aparatosa Babel con que pretendo asirte,
se perdiera,
y con ella,
vos.

miércoles, septiembre 20, 2006

domingo, septiembre 17, 2006

La memoria oscura.


Lo posteado a continuación es un extracto fiel de la página El ortiba. Estuve tentada de publicar sólo el link, pero bien vale tener a mano esta información, que aporta datos bastante rigurosos sobre la tristemente célebre ‘Noche de los lápices’.


Se conoce como Noche de los lápices a la
desaparición y tortura, acaecida el 16 de septiembre de 1976 durante la dictadura conocida como Proceso de Reorganización Nacional en Argentina, de siete jóvenes estudiantes de entre 16 y 18 años, en su mayoría militantes o ex-militantes de la Unión Estudiantil Secundaria (UES), que demandaban en la ciudad de La Plata el Boleto Escolar Secundario (BES), que había sido suprimido por el gobierno militar. El testimonio de Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, ha sido fundamental para la reconstrucción y denuncia de estos hechos. [Fuente: Wikipedia]

A pesar de La Noche de los Lápices, hoy los lápices siguen escribiendo
El 16 de septiembre de 1976, 10 estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nro 3 de la Plata, son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Todos tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del servicio de Inteligencia del ejercito y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que califico al suceso como "accionar subversivo en las Escuelas". Este hecho es recordado como "La noche de los lápices".
Este articulo es para las nuevas generaciones que poco y nada conocen de lo que sucedió hace 29 años en nuestro país, y que consideramos indispensable para recuperar nuestra capacidad de lucha y organización en estos duros momentos que nos toca vivir bajo el neoliberalismo.
Los estudiantes secundarios y la política en 1973-1974.
El arribo de la democracia en el mes de mayo de 1973, luego de un proceso creciente de enfrentamientos contra la dictadura militar que gobernaba desde junio de 1966, trajo consigo la irrupción en la vida política y social de los distintos sectores populares que habían experimentado un crecimiento sustancial durante las luchas; entre ellos, los estudiantes secundarios.
En el movimiento estudiantil secundario se vivieron experiencias hasta ese momentos inéditas en lo referente a participación política, en tanto ésta es atendida en un sentido partidario más o menos directo.
El diario La Opinión editó en 1973 un suplemento dedicado al análisis de los fenómenos políticos entre los adolescentes. En dicho suplemento se publicaron los resultados de una encuesta que realizó el periódico entre 252 estudiantes. Se comprobó que el 30.3% de los jóvenes encuestados tenía participación política de algún tipo.
La política había impregnado el conjunto de la vida estudiantil, dentro y fuera de los colegios. Las organizaciones políticas vieron incrementado notoriamente el número de sus militantes y el grado de su influencia. Según el suplemento citado, "las tres fuerzas más importantes son, en este orden, la Unión de Estudiantes Secundarios, (UES), la Federación Juvenil Comunista (FJC) y la Juventud Secundaria Peronista (JSP)"
La encuesta de La Opinión revelaba también que en 1973 los estudiantes secundarios se inclinaban ante figuras emblemáticas de la izquierda, con la salvedad de Perón, quién, sin embargo, asumía para una porción amplia de los estudiantes, contornos casi revolucionarios, pese a todo, quien encabeza la encuesta era el CHE Guevara, con el 67%, a continuación venían J. D. Perón con 66% y a mayor distancia, Salvador Allende 19%; Fidel Castro con 19%; Eva Duarte 17 %; Mao Tsé-tung 16%.
En esta encuesta queda por demás claro, que para aquélla generación de estudiantes secundarios, los referentes revolucionarios y socialistas eran los que más ocupaban en la conciencia estudiantil.
En aquellos años se había alcanzado un nivel de conciencia, acción y participación bastante elevados con lo cual el nivel de cuestionamiento al sistema capitalista era de por demás peligroso para la Burguesía y los sectores reaccionarios de nuestro país.
EL GOLPE DE 1976
En la historia de nuestro país, como en el resto de América latina, los golpes de Estado siempre estuvieron al servicio de la clase dominante, y del Imperialismo. Pero el Golpe de Estado de 1976 se podría caracterizar no tan solamente, como el más sangriento vivido en la historia de nuestro país, sino que también se lo puede caracterizar como el más pro-imperialista, ya que el estado político-económico que dejo la dictadura a nuestro país le sirvió al Imperialismo para garantizar su hegemonía en la región durante varios años.
LOS OBJETIVOS DEL PROCESO
Uno de los objetivos más tenazmente buscado por la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983, fue neutralizar a buena parte de la juventud y ganar a una porción para su propio proyecto reaccionario.
Para los que no encajaban en sus esquemas, se aplicaban distintos métodos "preventivos", desde el asesinato y la desaparición, hasta la más refinadas formas de marginamiento social y psicológico, pasando, claro esta, por la clásica y tradicional prisión.
Cuando asumieron, en 1976, los militares consideraban que en la Argentina había una generación perdida: la juventud. Esta, por la sofisticada acción de "ideólogos" se había vuelto rebelde y contestataria.
Si bien el gobierno militar toma en cuenta la situación en la que se encontraba la juventud argentina, no fue tan obstinado como para suponer que se debía atacara toda la juventud por igual. La política hacia los jóvenes parte de considerar que los que habían pasado por la experiencia del Cordobazo y demás luchas previas a 1973, los que habían vivido con algún grado de participación del proceso de los años 1973,74 y 75, los estudiantes universitarios y los jóvenes obreros, eran en su mayoría irrecuperables y en consecuencia había que combatirlos. Para ello utilizaron un pretexto tan obvio como falaz, se trataba de subversivos reales o potenciales que ponían en riesgo al conjunto del cuerpo social. El ser joven pasa a ser un peligro.
Al mismo tiempo, y pensando en el largo plazo, se empieza a desarrollar una estrategia que va más allá de la eliminación del "enemigo". Se empieza a poner la mira sobre el relevo. Ahí están los estudiantes secundarios. Al momento del golpe tienen entre 13 y 18 años más de un millón de jóvenes.
EL TERROR EN LAS AULAS
Uno de los aspectos más dramáticos de la represión vivida en aquellos años, fue el secuestro de adolescentes. Llegaron a 250 los desaparecidos que tenían entre 13 y 18 años, claro que no todos estudiaban. Muchos se habían visto obligados a abandonar la escuela para incorporarse al mundo del trabajo.
Pero de los procedimientos utilizados, surge claramente que no se trataba de hechos aislados, sino de una investigación permenorizada de distintas escuelas. En una entrevista concedida a un grupo de padres, un Coronel de Campo de Mayo les expresó que se llevaban a los jóvenes que habían estudiado en "colegios subversivos para cambiarles las ideas".
El 16 de septiembre de 1976, 10 estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nro 3 de la Plata, son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Todos tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del servicio de Inteligencia del ejercito y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que califico al suceso como "accionar subversivo en las Escuelas". Este hecho es recordado como "La noche de los lápices".
Solo tres de ellos aparecieron un tiempo después. Pablo Díaz, uno de los liberados, declaró en el juicio a las ex juntas: yo pertenecía a la Coordinadora de Estudiantes Secundarios de la Plata y con los chicos del Colegio fuimos a presentar una nota al ministerio de Obras Públicas".
Levantaron chicos en algunos colegios que ellos tenían marcados y enemigo era todo aquel estudiante que se preocupara por los problemas sociales, por fomentar entre los estudiantes la participación y la defensa de los derechos de los mismos.
Hoy, Los lápices siguen escribiendo.
Hoy los estudiantes secundarios, están de a poco recuperando aquella tradición de lucha y defensa, por los derechos a una educación al servicio del pueblo y con mayor presupuesto.
Hoy, los secundarios sector dinámico de nuestra sociedad tienen un doble desafío, que es la de reconstruir la memoria de lucha de nuestro pueblo y la de reorganizarse para enfrentar este calamitoso estado de nuestra educación, ya que ellos son los más perjudicados.
Quienes fueron los chicos asesinados
Una a una, las víctimas
La siguiente es la nómina de los chicos muertos. Los dos más grandes tenían 18 años.
DANIEL ALBERTO RACERO“Calibre”, 18 años.
Hijo de un suboficial naval peronista que murió en el 73, trabajó desde pibe como mensajero. Cuando ingresó a la UES del Normal 3 de La Plata, escribió: “Encontré una trinchera para luchar por una causa justa”. Realizó labores de vacunación, recuperación de viviendas y apoyo escolar en barrios pobres y participó de la conquista del BES. Secuestrado en la casa de Horacio Ungaro el 16.09.76 en Arana y Pozo de Banfield.
MARIA CLAUDIA FALCONE16 años
Hija de un ex intendente peronista de La Plata, se sumó a la UES a poco de ingresar a Bellas Artes. Después del 73 participó en tareas de apoyo escolar y de sanidad en barrios pobres de La Plata. En el 75 participó activamente en la campaña por el boleto estudiantil secundario (BES). Secuestrada 16.09.76 en la casa de su abuela paterna, fue vista en Arana y Pozo de Banfield
MARIA CLARA CIOCCHINI18 años
Alumna de colegios católicos, participó del scoutismo parroquial y en la UES de Bahía Blanca. Debido a los crímenes de la Triple A y la CNU en esa ciudad, a fines del 75 se mudó a La Plata donde se inscribió en Bella Artes y se fue vivir a la casa de Claudia Falcone. Fueron secuestradas juntas el 16.09.76. Fue vista en Arana y Pozo de Banfield.
FRANCISO LOPEZ MUNTANER“Panchito”, 16 años.
Hijo de trabajador petrolero peronista preso durante el Plan Conintes que en el 73 se alineó con el sindicalismo ortodoxo, Panchito marchó contra la corriente familiar: era hincha de Gimnasia y militó en la UES de Bellas Artes. Junto a Claudia Falcone participó en trabajos voluntarios en barrios pobres y en la lucha por el BES en 1975. Secuestrado 16.09.76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
CLAUDIO DE ACHA17 años.
Sus padres eran trabajadores con ideas de izquierda y tras el triunfo de Campora participó de la toma del Colegio Nacional por su democratización. Tímido y gran lector, se incorporó a la UES luego de la muerte de Perón. Como todos, participó en las manifestaciones por el BES. Secuestrado 16.09.76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
HORACIO UNGARO17 años.
De familia comunista, en el 74 rompió la tradición familiar y se sumó a la UES del Normal N 3. Gran lector y excelente alumno, participó de la lucha de la Coordinadora por el BES. Realizaba tareas de apoyo escolar en la villa miseria ubicada detrás del hipódromo platense. Secuestrado 16.09.76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
Información completa en: http://www.elortiba.org/lapices.html

viernes, septiembre 15, 2006

Lección sobre los juguetes.


Hay que saber ser muñeca, saber abrirse.
Darle el corazón a los monos, dárselo, simplemente,
porque en el juego, la felicidad acontece.

Ellos saben jugar.

Te agarran el corazón así, mirá, así,
medio tembleques, medio como en serio,
y lo escuchan:
el mecanismo es el de un reloj,
de un soldadito de plomo,
un tic tac asombroso, una joda.

El mono, que es niño, ríe.
Ríe con sus tontas encías,
dobla las falanges,
se tapa el rostro,
contiene erecciones.

Hasta ahí, todo hermoso.
Hasta que lo que parecía un reloj,
el juguete tonto,
estalla.
Nota: La imagen pertenece a Rarindra Prakarsa.

sábado, septiembre 09, 2006

Cuentontos I

Había una vez un señor ciego de un solo ojo que siempre caminaba en círculo.
Cuando yo lo conocí, había caminado gran parte del Infierno, y aspiraba al Paraíso.
Un Paraíso donde mujeres desnudas sirvieran vodka, y donde todo fuera derecho, derecho....

Había una vez un príncipe, que quería ser sapo. Sufría de amor por una sapita de la laguna vecina, una sapa cantora, de piel fría y largas ancas verdeclaras, que quería ser princesa, y ponerse joyas, hacer la venia al rey, recitar poesías en francés o en latín.

Había una vez, un gato. No era un gato con superpoderes. No tenía enormes y rasgados ojos rutilantes. No bebía la leche que la ama le dejaba, ni se limpiaba las vibrisas en señal de satisfacción. No arqueaba el lomo. No le gustaban las tapias. Lo curioso, era que aún así, era un gato.

Nota: La imagen pertenece a Jordi Rey Hens.