jueves, diciembre 11, 2008

Que estalle.

A 19 días para que este blog termine su periplo y se autodestruya.
Era hora.

Así que ando con tiempo de ir agradeciendo a gente que pasó por acá.
Perdidos que andaban buscando cosas que no eran estas pero que se quedaron igual.
Gente que fue traída a punta de lanza o de pistola.
Amables de siempre que hacen el favor de amigos de pasarse y leer.
Curiosos y voyeurs.
Anónimos que se animan a putear y disentir, sólo en el anonimato. Hubo pocos y fueron eliminados sin piedad. Con nombre y apellido, peleo a Santos Vega, con cobardes no.
Raras perlas: no los tumores de la ostra, la belleza y el brillo del tumor de la ostra.
Desconocidos e ignotos.

En el principio de la lista, hubo estos.

jueves, diciembre 04, 2008

3 poemas de Magdalena Ferreiro.

Tablas por ahogado.

El rey está ahogado,
duplicado por aguas añiles,
enredado en algas.

El rey está henchido de sales,
hermanado con los peces.

Creí que este día sería perfecto,
pero si el rey no lo sabe,
no hay justicia.

El rey está ahogado.
Vayamos a tablas
que nadie puede ganar ya.
Seamos dignos.

Es una cuestión de hidalguía.
Verbera, vibra, se hunde
el rey.


Diagrama arbóreo.

Planta vulneraria.
No cura llagas: las crea.

Hojas dentadas
con haz sedoso
y áspero, espinado al envés.

Hemos llegado al Reino
y todo es sorpresa, niña.
¿Querías juegos arbóreos?
Aquí tu rama, tu tártago.

Lóbulos labiados,
lanceolados.
Cántaros de savia astringente.
Y se alza el venablo de San Jorge,
se yergue la tramoya esmeraldina.

Hierba de las siete sangrías.
Su raíz macerada de estupor.
(Purgarás las culpas de los príncipes,
a la tierra regalarás tu entraña).

Flor de la sal.
Corona de esporas.
Éscaras
en la espalda que aún vive.

Cáliz encarnado,
encarnizado,
pecíolos de agua lustral.

Maderas que exudan resina,
se inmolan, queman fragancia.

Tallos rastreros sin confín.
Vibrisas,
vicio de subrepción.

Duerme un sueño
vegetal, inflorescente.
Crueles estambres,
frutos en cápsula.
Poliniza.

Tendría lengua bífida
si fuera reptil,
pero es él,
es una planta, todas.


Juego de cercar la liebre.

Cercar la liebre
de tal suerte que no haya
un resquicio,
un rescoldo:
instarla, conminarla.

Cercar la liebre
siglo tras día,
hora tras año,
hasta verla de pronto,
lebrel,
en tu biblioteca.

Juego es el juego.


Nota: estos textos fueron extraídos de las páginas detalladas a continuación.
1)http://www.letralia.com/182/letras11.htm
2)http://laseleccionesafectivasuruguay.blogspot.com/2008/01/magdalena-ferreiro.html

viernes, noviembre 28, 2008

281108

madre me llevaba de la mano
por el terraplén oscuro

decía:
esa es la bomba de agua,
el perro amarillo, ése, no lobo,
ahí las parvas,
más allá el pajonal de las cluecas
decía:
nunca, a tu edad,
vi estas cosas

llegábamos hasta la capilla
de los garzón a ver
los altos vitrales del cristo
de la buena muerte,
el áspero cuero de las iguanas,
la ruta, siempre lejos

a la vuelta me daba
el pan de la tarde, cantando
los salmos preferidos,
y una tristeza hermosa me cerraba
la garganta,
o quizá el polvo del camino,
o dios, que entonces era
un potro negro
que despertaba el miedo

miércoles, noviembre 19, 2008

Lecturas.

Lugar: Casa de la lectura.
Hora: 21 horas.
Dirección: Lavalleja 924-Capital Federal.
Poetas presentes:
1) Marcelo Dughetti

2) Alejo Carbonell
3) Jorge Dipré
4) Sergio Gaiteri
5) Félix Bruzzone
6) Leonel Livchits
Editoriales presentes:
1) Editorial Recovecos

2) Editorial Tamarisco
Coordina: Damián Ríos-

191108

aprendí a fumar con rubén,
enrrollando tabaco Mariposa en papel
de seda

lo hacíamos a la noche,
sentados en un escalón de la casilla
mientras, a nuestros pies,
sus lánguidos perros soñaban
con la sangre dulce de las liebres
en el monte cercano

a veces todo era oscuridad, salvo
su cara
iluminada brevemente por el fuego,
como un animal por los
relámpagos

el día que se fue del pueblo,
me dejó su radio
y los jabones partidos, que yo usaba
pasándomelos, despacio,
por el cuerpo

con la última espuma disuelta en el agua
se fue, también, la memoria
y el deseo de él,
una cosa fragante
y sutil,
como los eucaliptus
cuando los moja la niebla

sábado, noviembre 08, 2008

lo mismo digo agua que palabra

frente a la casa, antes que
construyeran los edificios ostentosos,
las oficinas asépticas de la calle
belgrano, los negocios de chucherías,
hubo un baldío
y en el centro, un malacate

allí íbamos, con mauro lesjtch,
algunas siestas, a jugar
que éramos caballos ciegos y dábamos
vueltas alrededor del
pozo seco

mauro es un hombre, ahora,
ha hecho dinero, hijos,
sólo persiste en él, de lo que
era, los ojos oscuros
con pestañas de muñeca

yo, en cambio, sigo atada
al hábito de esas tardes
y sigo caminando el círculo del pozo,
jugando al animal ciego
sólo que ahora la sed
es verdadera
y el deseo de agua es real
y no fingido

jueves, octubre 30, 2008

la creciente

esa noche vino la creciente, y trajo
muebles viejos, mugre
de los canales vecinos,
botellas
víboras

se va a llevar todo, dijo
mi madre
y me imaginé los huesitos de enzo
flotando en la corriente, al lado
de los canteros de verdura,
me imaginé su ropa última
roída por las polillas y la fiebre, me imaginé
sus uñas crecidas,
las hebritas de pelo rubio
entre los alambres del portón

entonces me apuré a encender el sol
de noche en la cocina,
a tapar la puerta con las bolsas de arena,
esperando que la muerte no pasara,
que siguiera el curso
del agua, hacia el naciente,
donde las tierras son bajas
y crece el alepo,
y la enredadera azul

martes, octubre 28, 2008

281008

(a V. P., que lo va a -dolorosamente- entender)



en el pavimento de la calle
queda, por la tarde,
la sangre seca de las perras
en celo

algunos
-lo he visto-
las agarran del cuello y las hacen morir:
no soportan la líbido gloriosa
que alborota los machos,
los mechones de pelo en las puertas de alambre,
el olor rijoso del orín
en los carteles de las tiendas

las perras son dóciles al entrar
en las bolsas de nylon
obedecen y se pliegan al tamaño,
enarcan los huesos,
se acomodan a la muerte,
al silencio

conozco esa mansedumbre de haberla ejercido

basta tocar la marca roja en el cuello
para evocar soga
y dueño,
pero yo mordí esa mano
y ahora tengo esta libertad
grande
en que me asfixio

miércoles, octubre 22, 2008

Aprendizaje

mi padre arrima la silla a la ventana
mira llover
mira bien, la lluvia, con fuerza,
sabe
que pronto no habrá esa
ni otras, sabe
que no habrá nada

yo también sé esas cosas

por eso me siento cerca y aprendo
cómo mira la gente en esos casos,
con qué profunda avidez,
con qué rara,
definitiva sed

viernes, septiembre 19, 2008

La niña de aprender.

hola, la niña de aprender

así te llamaban, deolinda,
los que iban a coger con tus trece años,
con la piel intacta de noche y tierra,
con tus zapatillas de ir a la escuela

¿te acordás, niña de aprender,
lo que me contaste atrás del ombú?
me dijiste:
“mi mamá se sube a la cama
y me dice que los toque ahí”
y te movías, como una serpiente
sobre la arena,
brillante y ronca de haber fumado,
sucia de la noche anterior,
toda lumbre oscura
a la hora de convidarme
el gajo de las naranjas

y el jugo caía, dulce y fresco,
sobre las rodillas de vos
y de mí,
y nos reíamos al abrirnos
las blusas,
y mostrarle los pechos nacientes
al sol,
y todo era una hora
donde la muerte comenzaba
a besarnos los ojos

sábado, septiembre 06, 2008

Los albañiles me gustan...

los albañiles me gustan

llegan en bandada, un día,
al terreno baldío, al gran hueco,
con su música de cuarteto
en las radios
llegan gritando, llegan
puteando al trompa,
codiciándole la mujer que nunca vieron,
llegan para lastimarse,
para caerse de los andamios,
para romperse la médula jugando
a los angelitos,
llegan para ponerle el hombro
al asunto

y el asunto es acarrear tierra,
arena, agua, cemento,
el asunto,
lo que los cogotudos de la zona
dirían business, es
hacerlo 8, 10, 12 horas seguidas,
con el sol bravo de la siesta,
hacerlo, con el viento sur
del invierno,
hacerlo cansados, poner
ladrillo sobre ladrillo,
sin llorar histéricos por ninguna
cuestión metafísica, porque el tiempo
que les sobra del día
-y siempre son miguitas-
hay que usarlo
para comer,
para bañarse,
para hacerle el amor a la mujer y mirar
cómo crecen los hijos

me gustan, los albañiles,
me gustan
porque todavía tienen tiempo
de gritarnos obscenidades a las mujeres,
de sonreírnos en la vía pública,
de hacernos saber que nos ven,
que nos escuchan el taconeo,
que se fijaron
en el brillo del pelo

me gustan porque cuando se van,
donde había un vacío,
de pronto hay una casa,
una casa armoniosa y a prueba
de tormentas,
es justo recordar de quién fueron las manos,
es justo

viernes, agosto 29, 2008

Razones de gravedad.

cuando el viento es de agosto y pega,
como ahora,
en la cara,
y se levantan remolinos de hojas,
de papeles manchados con grasa,
pienso en vos

no hay nada romántico en esto
es más simple:
tengo la cabeza sucia
con tus ojos, tengo
los oídos llenos
del coltrane viejo que usamos
esa tarde, ¿o fue
un mingus?

por eso voy por la ruta y escucho
cuando el chofer le dice a otro
que le gusta el viento porque levanta
-dice ‘levanta’ con lascivia-
la pollerita de las pendejas,
y veo el caballo flaco arrastrando
el carro de arena,
y después quiero estar ciega
cuando se sienta a mi lado
una mujer con cáncer
de pecho,
y todo, todo, todo,
me arrastra a vos

pero no pienses en el amor:
lo mismo corre el agua sucia
hacia la cloaca
y es sólo un efecto
de la gravedad

Agua.


a los siete, una mañana de verano,
me tiré al tanque desnuda

un verdín viejo y neblinoso
ocultaba los peces,
breves
y violentos
que fueron a morderme
los pies

hubo algo sexual en la manera
en que los dientes, y la carne,
y la sangre de todos
se mezcló
con
la asfixia,
con el miedo de la muerte,
con el espasmo tembloroso
en que brillamos
al unísono
Nota: La imagen pertenece a Elena Kalis.

jueves, agosto 28, 2008

lunes, agosto 18, 2008

La poesía y yo seremos buenas amigas.

siempre fue una vieja de mierda
pero a veces lo fue menos

hubo horas en que me ponía
caramelos ácidos bajo la lengua,
me hacía la cruz de la frente,
me hacía cosas en la pieza,
y después abría
un poquito la ventana
para que mirara
a las otras nenas que jamás
jamás
se ensuciaban con tierra
que jamás jamás
escribían en los pantalones
de los chicos

ahora paso por su casa
le apedreo las ventanas,
le echo sal en los canteros
para que se le pudran los geranios
díscolos,
le escupo el número de bronce,
le espanto los gatos haciendo
aullidos de loba,
de perra

cuando también envejezca
y, como ella, salga a la calle
a levantarme la bata con florcitas,
y no tenga quien me escuche,
y la lengua no me sirva más
que para babear la miga del pan,
empujarme las pastillas del sueño,
entonces
me sentaré con ella en la vereda,
charlaremos despacio de los muertos,
veremos los hombres fuertes a través
del muro de piedras
que arrojé con estas manos,
con estas mismas manos
que ahora la odian

miércoles, agosto 13, 2008

Versión del pájaro.


Nota: la imagen pertenece a Elena Kalis.

domingo, agosto 10, 2008

1008

cuando nací ya tenía esta sed,
estas preguntas,
ya estaba destinada a la sangre
que baja por las piernas

cuando nací ya sabía
morder el polvo y levantarme
no con aire de triunfo
no con la corona de reinita en la cabeza,
sino saboreando,
grano a grano
la arena de las encías,
el gusto a herida,
mi propia boca que aprendió
que el silencio es una hostia
que se traga entera
o una piedra caliente
una sardina viva
brillante y pestilente
sí,
pero viva,
dando golpes,
esperando el aire
que se espera y que no llega

el silencio es mi animal
y yo soy el animal
de dios

(no tan pudoroso
no tan terso)

sábado, agosto 02, 2008

Las criaturas...

las criaturas de la peste han entrado aquí:
yo lo vivo con horror
y con calma
y las veo retozar desnudas por la casa,
las adivino moliendo vidrio en mi
taza de té,
las escucho incendiando los rosales,
el caballo,
la cama en que ya no puedo dormir

todo para que yo grite,
para que muerda,
para que ellas puedan ver
mi sangre,
mi lengua,
el pozo de mi lengua
claro,
feroz

lunes, julio 28, 2008

Cosas mías.

la gente de mi pueblo ha visto un edificio
y ha dicho ‘oh, un edificio más alto que una casa
más alto que diez hombres,
más alto que ocho tractores puestos
uno encima del otro,
más alto que el mástil y las antenas’

sálveme Cristo, dice una señora
tocándose la teta izquierda,
esto es inaudito, dice
el caballero
tocándose otras partes

todos mirando para arriba, están,
todos, llenando de baba las calles,
todos excitados, muertos de miedo,
boquiabiertos,
sudorosos,
porque ocurre que por primera vez
han notado
que allá arriba del edificio
en un árbol grande y grande
anida el dragón
que un día
arrasará
y quemará la aldea

martes, julio 22, 2008

sábado, julio 19, 2008

Ejercicios 3.

trajiste tu cáscara de lumbre
tu lumbre toda enhiesta,
puesta en los ojos como demonio, trajiste
tu traje,
tu piel,
tu quemadura tenebrosa
como las noches en la zafra,
trajiste
tu parcela de tierra
sembrada de espanto,
la rosa de la locura,
trajiste,
el fuego, las uñas, el pelo,
con vos, te trajiste,
a vos,
llegaste a mi casa,
tocaste
la puerta,
dijiste
las cosas que en esos casos
todo el mundo se dice
y yo recuerdo
haber dicho

sí a todo

martes, julio 15, 2008

Robert and Shana Parke Harrison



















Por un errorcito en el blog, tuve que suprimir la otra entrada y volver a postear las imágenes.
Los comentarios los voy a postear en el orden que llegaron y mis respuestas.


domingo, julio 06, 2008

Ejercicios 2.



i.
he jugado a la ceguera,
a cruzar la casa en sombra
y decir “los muebles arden,
los muros, arden
los gatos dormidos en el sofá”
y no tocar

ahora juego a la palabra
a cruzar el mundo oscuro
el límite
y digo cosas
con olor a abismo.

ii.
¿cómo sé cuándo llego al exilio,
a la ruina?
¿cómo sé cuándo dejo el ojo de la cerradura
paso la puerta
y toco?

¿qué son esas palabras:
exilio
ruina?

¿qué son?

iii.
he vuelto a fumar,
por disposición del cuerpo o
disposición del alma,

he vuelto
a consumir el fuego,
no,
apenas el humo,
el fuego anda fuera
de mí

iii.
lo que busco sólo tiene un nombre
y lleva el signo de la niebla

si mi todo cuerpo,
si mi lengua en la niebla,
entonces seríamos
uno

¿quién dirá,
entonces,
el nombre?
¿quién hablará por sí del otro?


domingo, junio 29, 2008

Ejercicios.

i.
esta rabia bestia, ¿a qué se acollara?
esta rabia india, no domada,
¿en qué idioma se habla?
a qué palenque se arrima,
cómo se monta y se mira,
contra qué piedra pulo
……….su pie
…….....su piel
a qué rastros la suelto

esta rabia vena, en que sangremente discurro
esta rabia sal, en cuáles aguas ahogo,
todo su tamaño,
¿cabe en mi corazón?
¿en mi mano, cabe, en los ojos?

mi rabia es rabia sola:
no habita la jauría
ni el bosque, no,
ni la casa

vino con mi cuero, un día,
y desde entonces
la rabia canta
por la lengua con que canto
y un día, no hace mucho
fuimos
la misma cosa
la misma triste cosa

ii.
querido,
querido amor de las cartas,
los caballos han hecho la noche,
los fuegos han hecho la noche,
pero tu sombra es el hueco de la luz
la grieta,
el disparo

vino y sonó en mí
un poco como la herida

vino y alumbró en mí
un poco como la herida

iii
venís con el poema y es como la muerte
o los sueños
venís solo o con otra mujer,
pero siempre de a pedazos:

vienen los perros y se llevan tus ojos
viene magdalena y alza tu mano
los sindicatos pasan,
y levantan tu campera,
tus zapatillas,
el hosco ceño del mediodía

venís con el poema
y estás sucio de otros,
perdido por perdido,
roto

¿quién sos cuando te quiero?
¿cuál es tu nombre?







martes, junio 24, 2008

¿1736?



"La cortesía deriva su nombre, sin duda, de la corte y la vida cortesana. Las cortes de los grandes señores son como escenarios en los que cada uno trata de labrar su fortuna. Esto no puede conseguirse más que alcanzando el favor del príncipe y de los nobles más importantes en la corte, por lo que hay que esforzarse todo lo posible por hacerse bienquisto. Lo mejor para ello es hacer creer al otro que se está dispuesto a servirle en todo momento y con todas las fuerzas, aunque muchas veces no tengamos tal inclinación o no queramos por muy buenas razones. Para esto está la cortesía, que nos hace reflejar tal determinación en nuestra compostura que el otro queda convencido de nuestra voluntad de servicio; ello nos hace acreedores de su confianza que va generando en él un amor hacia nosotros por el cual se siente inclinado a concedernos sus favores. Este es el resultado más habitual de la cortesía, que concede una gran ventaja a quien la practica. En realidad, habrían de ser la habilidad y la virtud las que nos ganasen la estima de los hombres, pero ¡cuán pocos son quienes esto reconocen! Y todavía son menos quienes las tienen en algún aprecio. Sólo lo que es perceptible a los sentidos es lo que llama la atención de los hombres superficiales, en especial cuando se dan unas circunstancias que afectan de modo especial a su voluntad. Esto es exactamente lo que sucede con el cortesano"



*
*
*
Fragmento de "Corte, cortesía y cortesano", del Léxico Universal de Zedler, 1736
Figura como cita en:

El proceso de civilización, Norbert Elías; capítulo primero, Sociogénesis de la oposición entre “cultura” y “civilización” en Alemania.

domingo, junio 22, 2008

Juan Carlos Bustriazo Ortiz.

I
Tan huesolita que te ibas
tan envidiada de qué sombras la tierra ardía huesolita
la siesta ardía melodiosa tan como ibas tu sonrisa era
una piedra arrobadora y era otra piedra mi costilla
dulcequeamarga solasola cuajada de alta pedrería eran
tus voces tan palomas eran tus manos piedras finas
guitarra tan azuladiosa eras la piedra que acaricia piedra
te ibas quién te roba última brisa de la brisa o
flauta mía o leja y rota tan huesolita que te ibas tan
de la gracia mucha y poca si cuando vuelvas ves mis
días oh piedra llena llaga
hermosa!
V
Te regalé unas cuentas indias
y había un color de aroma hereje tan sobre mi caía el
cielo amarilleaba su piel verde yo sé que labro joya
oscura sólo por vos que me la entiendes porque a vos
te hablo en esta piedra enrumorada de caldenes quién
sino vos me la naciste y en quién sin vos ella se mece
te di en la tierra qué colores sonorositos magamente
remotas gemas de collares ascuas de piedras de otras
gentes besos de piedras recobradas entre tus manos
vieja fiebre alegría vieja o amoríos de aquella aquel que
están sin frente te regalé gualicheríos piedras de dulces
redondeles
de Elegías de la piedra que canta, 1969
4
y crecía la hornalla hosca
en aquel pueblo de hornos pérfidos
eran mayas eran aztecas
eran quichés de estuco y lágrima?
eran teocallis bermellon
eso pirámides de tierra terca?
eran hombres de barro fresco
recién hacidos por el gran padre?
eran esclavos colorados
o eran grietosos cuasi hombres?
pero crecían las hornallas
trabajosamente crecían
empinábanse con dolores
para que cuajaran panes panes
eran palacios de gentes torvas
o con máscaras de barro impuro?
con inocentes mascarillas
gentes que siempre comerán barro?
crecía la hornalla cumplíase
entre colorinches y desvelos
17
y anduve solo y no era la luz
fuíme por duros corredores
por los pasillos pesaroso
y saquéme un papel azafrán
con un saludo de tez granate
“he aquí que llégueme a verte
juancarlos estuvo en esta torre”
y fuíme solo y no era la luz
por los pasillos musitantes
atrás dejé los corredores
negros y más que hechos con cuervos
quedóse el papel inclinado
esperando tus ojos de mora
y como un ciego fui con las manos
interrogando a las paredes
buscando la puerta brillante
los tragaluces del castillo
el aire que andaba en el mundo
“juancarlos estuvo en este cuarzo”
fuíme solo y no era la luz.
de Unca bermeja (1973), 1984
Quetral 4
Quetral del salamanquero,
del indio rico Antipán,
de aquel Jesús Calluhueque
borracho en la soledad…
“Los brujos dan sus poderes,
le piden prendas al hombre:
tuve que darles mi matra
bordada con arreboles.”
Quetral del brujo piedroso,
de aquella pipa de piedra,
o del matuasto tejido
por el señor-de-las-sierras…
II
“Y yo les di mi cuchillo
de fino cabo de plata…,
y al poco tiempo murió
mi amor sin besar mi almohada.”
Quetral del pardo mortero,
del raspador transparente,
lengua filosa, luz lanza,
tajo nomás, llaga siempre…
Salamanquero yo fui,
y era Juan Paulo Durazno,
Honorio Manquepillán,
el Nicolás Antenao.
…víbora de colores terribles…,
onduloso chasquido
bajo el abuelo Sol, el Gran Cabeza de Oro…
Sangrecita casi flauta,
torturada, torturada…
Apágame ya
este canto…
Ay, víbora,
tu silbo
rojo
de Quetrales. Cantos del añorante (1967), 1991
Sexta Palabra
Qué convulsión del cielo me amenaza
en lo creencial del mundo que me enluja
con los errantes velos de la bruja
que ayer quemé, cuya ánima me abrasa
de septentrión a meridión? Me arrasa
el corazón, las testes, si me estruja.
Cuadragésima Primera Palabra
pasa bustriazo el viejo con el joven
bustriazo azul de serle el sentimiento
la flor la luz el agua en el momento
de la enjutez del vago pensamiento
la sangre infiel bustriazo el viejo el joven
en paz en pos de su destino el reto
de su vivir bustriazo el viejo el joven
cristal de roca ya cuarzo coleto
tan pedernal de sí el viejo el joven
bustriazo va le brilla el esqueleto
(Ruta 5 y “San Cayetano”
Domingo de Resurrección)
Cuadragésima Tercera Palabra
Adónde vas, poeta nochernícola,
de austera sal, de halo melancólico?
Y el primo amor, o bien, el tu penúltimo?
Y el vaso azul? Erótico y arqueólogo
te sientes bien, mi vate, muy católico?
Eres o no el juglar, el archimítico,
el hacedor maniático, elegíaco
de tu canción? O estrilas de neurótico
talante, o vas de túnica, de báculo
por la vastura de la noche eólica?
Ay semoviente, austral humano mágico,
nómade Juan, desnudo en lo fonético?
(Ruta 5, divagando bajo el
pánfilo viento)
de Libro del Ghenpín (1977), 2004
balada arcaica
ya te vas vegetal tornasolada no me prendas la flor del exterminio fulgimiento del agua de los ojos no me prendas la flor del exterminio hinchamiento del cielo qué potencias no me prendas la flor del exterminio qué hinchadura del mundo taza turbia no me prendas la flor del exterminio con el hijo salido de tu entraña no me prendas la flor del exterminio con el ala punteada de tu ángel no me prendas la flor del exterminio con arcillas que vuelan soberanas no me prendas la flor del exterminio en olor de adiós que me espeluza no me prendas la flor del exterminio con tu boca antañera tras tu boca no me prendas la flor del exterminio en amor de tu sombra sonadora no me prendas la flor del exterminio!
27 y 28
para vos, dueña de los ponientes
de Canción rupestre, 1972, inédito
el intenso dice
un adiós el intenso dice una sombra mi amor aterciopelada palaciega en esta tarde regocijante y tristonosa las gentes se ponen máscaras oh no mi amor se sacan los rostros se arrancan infantilizados la identidad remota y saltan saltan y no son langostas siquier y tristemente remedan al ancestral sagrado qué estoy diciendo mi amor yo celebrante rojo celebrante amarillo y negro y azul huelo a collón a piedra pintada a sien quemada huelo a corazón ahumado huelo a rodillas blanconas a canillas bermejas mi amor dios quiera que no pienses como yo en esta tarde que huele a tambores colorados a bajo vientre castaño a tobillos simplones a talón pintarrajo mientras la soledad los va comiendo y chilla
(t. 23, 24)
a ch
de Caja amarilla, 1973-1974, inédito
Nota: Los fragmentos de textos fueron extraídos de la siguiente página http://laseleccionesafectivas.blogspot.com/2006/10/juan-carlos-bustriazo-ortiz.html

jueves, junio 12, 2008

Juan L. Ortiz.


Oh, las figuras del cariño, ¿dónde,
dónde ellas?

Llueve en mi corazón y llueve sobre el Yan-Tsé…

Pero ¿por qué no estáis aquí,
vidas, oh dulces vidas, a las que yo no sabía en otro espacio, también,
que el de mi corazón…?

Llueve en mi corazón y llueve sobre el Yan-Tsé…

¿Por qué no estáis aquí
enjugando conmigo o tratando de enjugar
el gris de Octubre?

O no seríamos, ya, junto con el río de la media-tarde,
más que unos hilos, unos hilos
para una suerte de trama que la melancolía misma está perdiendo,
perdiendo?

Llueve en mi corazón y llueve sobre el Yan-Tsé…

De lágrimas Octubre, aquí, y acaso,
allí…
Pero allí será de alas, alas hasta en los pies, y aún en medio, ¿no?
de unas cortinas de nupcias,
y con mandolinas todavía por ahí… por las heridas
de los pajarillos, ¿no?
que corridas las cortinas, han de abrirle repentinamente, no
las fugas de los confines…

Volará y bailará, ¿no? de jacarandaes…
Mas ¿estáis aquí?
Os miro a mi lado, los ojos en los míos…
¿De quiénes o de quién las estrellitas que mojan el minuto?
Unas pestañas, entonces, ¿de nadie?

Y me doblo como un sauce…
Y sigue lloviendo en mi corazón y sigue lloviendo, lloviendo,
lloviendo…
lloviendo sobre el Yan-Tsé…

sábado, junio 07, 2008

Sujeto a destrucción

vino, a mi jardín,
la vaca sagrada de la literatura

vino con su lomo de no ser montado,
con los dos ojos anhelantes de toro negro,
con los mugidos rotos de vaca vieja
a comerme las flores, vino,
a morderme la ropa tendida,
como un caníbal,
vino, como un político,
a arengarme, a pisotear mi casa,
a cagar en mis cortinas, vino,
sí, a meter bulla al vecindario
y sembrar la discordia,
a perder las manzanas nuevas,
las brevas de los higos
que crecían como pechos en
los árboles fragantes y altos,
a espantar los pájaros

entonces,
harta, jodida,
le grité:
“con tu leche a otra parte, vaca!”
y se fue con su vacuno trote
a jardines más fecundos
a mujeres más dóciles
a refregarse en sus faldas
como en un palenque
y se quedó ahí,
con las santas de siempre,
con las que hablan bajito
con las correctas

jueves, mayo 29, 2008

Las puertas del cielo


Tanto como fuiste mío, curiosa la crepitación que le daba el parlante a la voz de Anita, otra vez los bailarines se inmovilizaban (siempre moviéndose) y Celina que estaba sobre la derecha, saliendo del humo y girando obediente a la presión de su compañero, quedó un momento de perfil a mí, después de espaldas, el otro perfil, y alzó la cara para oír la música. Yo digo: Celina; pero entonces fue más bien saber sin comprender, Celina ahí sin estar, claro, cómo comprender eso en el momento. La mesa tembló de golpe, yo sabía que era el brazo de Mauro que temblaba, o el mío, pero no teníamos miedo, eso estaba más cerca del espanto y la alegría y el estómago. En realidad era estúpido, un sentimiento de cosa aparte que no nos dejaba salir, recobrarnos. Celina seguía siempre ahí sin vernos, bebiendo el tango con toda la cara que una luz amarilla de humo desdecía y alteraba. Cualquiera de las negras podría haberse parecido más a Celina que ella en ese momento, la felicidad la transformaba de un modo atroz, yo no hubiese podido tolerar a Celina como la veía en ese momento y ese tango. Me quedó inteligencia para medir la devastación de su felicidad, su cara arrobada y estúpida en el paraíso al fin logrado; así pudo ser ella en lo de Kasidis de no existir el trabajo y los clientes. Nada la ataba ahora en su cielo sólo de ella, se daba con toda la piel a la dicha y entraba otra vez en el orden donde Mauro no podía seguirla. Era su duro cielo conquistado, su tango vuelto a tocar para ella sola y sus iguales, hasta el aplauso de vidrios rotos que cerró el refrán de Anita, Celina de espaldas, Celina de perfil, otras parejas contra ella y el humo.
No quise mirar a Mauro, ahora yo me rehacía y mi notorio cinismo apilaba comportamientos a todo vapor. Todo dependía de cómo entrara él en la cosa, de manera que me quedé como estaba, estudiando la pista que se vaciaba poco a poco.
-¿Vos te fijaste? -dijo Mauro.
-Sí.
-¿Vos te fijaste cómo se parecía?
No le contesté, el alivio pesaba más que la lástima. Estaba de este lado, el pobre estaba de este lado y no alcanzaba ya a creer lo que habíamos sabido juntos. Lo vi levantarse y caminar por la pista con paso de borracho, buscando a la mujer que se parecía a Celina. Yo me estuve quieto, fumándome un rubio sin apuro, mirándolo ir y venir sabiendo que perdía su tiempo, que volvería agobiado y sediento sin haber encontrado las puertas del cielo entre ese humo y esa gente.


Julio Cortázar; Bestiario, Buenos Aires, Sudamericana, 1994
Nota: La imagen pertenece a Pablo Velasco.

martes, mayo 27, 2008

Lo viejo.

¿Quién eras, entonces, digamos ...por 1995?

Eras la opera proibita
que las nenitas de mamá
tocábamos
de oído.

domingo, mayo 25, 2008

Cosmogonías.

para Amelia, que pronto va a estar celebrando la vida con los brazos llenos de su recienvenido al mundo...
*
*
*
*
dios se cebaba en el placer
de acariciarse el terso cuero
de olerse el humo agrio de las axilas
de refregar su mundo de cuerpo y de ojos
en las alas insípidas y lustrales
de los ángeles

olfateaba el viento
dormía en las grutas
imaginaba pueblos, banderas,
terrazas,
troya ardiendo
cosas que le quemaban el pulso

un día tuvo un deseo violento:
inventar, de golpe y para siempre
un animal que lo pensase

hágase el mono, dijo
pero los monos sólo se arrancaban los piojos con las uñas
sólo se columpiaban
sólo roían las frutas amargas,
las frutas dulces,
los monos sólo jugaban al sexo
veían arder los cometas
los monos sólo hacían la siesta
se cubrían de los insectos
daban de mamar

hágase el pájaro, dijo
pero los pájaros sólo vivían trastornados de amor
por la luz
sólo cantaban, nadie los veía morir,
sólo sabían ser frágiles y amasar el barro,
sabían vivir con semillas
llenar de fuego el aire

hágase el hombre, la hembra, dijo dios,
con una voz tensa,
fuerte como el vino y los caballos,
brava como el miedo
cuando con el miedo no hay esperanza

pero el hombre y la hembra
sólo sabían hacer
como los monos y
como los pájaros
pasearse por la lluvia,
andar desnudos
e ir de la rama al cielo,
recién despiertos, naciditos,
sin saber qué hacer con el mundo
ni con dios




martes, mayo 20, 2008

ERNESTO CARDENAL Y YO


Iba caminando, sudado y con el pelo pegado
en la cara
cuando vi a Ernesto Cardenal que venía
en dirección contraria
y a modo de saludo le dije:
Padre, en el Reino de los Cielos
que es el comunismo,
¿tienen sitio los homosexuales?
Sí, dijo él.
¿Y los masturbadores impenitentes?
¿Los esclavos del sexo?
¿Los bromistas del sexo?
¿Los sadomasoquistas, las putas, los fanáticos
de los enemas,
los que ya no pueden más, los que de verdad
ya no pueden más?
Y Cardenal dijo sí.
Y yo levanté la vista
y las nubes parecían
sonrisas de gatos levemente rosadas
y los árboles que pespunteaban la colina
(la colina que hemos de subir)
agitaban las ramas.
Los árboles salvajes, como diciendo
algún día, más temprano que tarde, has de venir
a mis brazos gomosos, a mis brazos sarmentosos,
a mis brazos fríos. Una frialdad vegetal
que te erizará los pelos.

martes, mayo 13, 2008

Nazim Hikmet.



/un día me enamoré de un hombre:
era un poeta turco y estaba muerto/
/lo amé por los niños de Diyarbakïr y de Ergani,
porque él los llamó hijos suyos sin conocerlos
y habló cosas sobre su sed y sus enfermedades,
sus miserias
se hizo padre de todo eso/

/eran, como dije, los niños de
Diyarbakïr y de Ergani,
pero podrían haber sido los de Myanmar
los del valle del Chaitén,
o Páolo
que a veces viene a pedirme
frutas, moneditas
o los peluches viejos que guardo
por si algún día tengo hijos
o hijas/

/compré el libro de Nazim
en una tienda de saldos,
era abril y garuaba
yo tenía 19 años
y él ya había muerto en Moscú/

domingo, abril 27, 2008

Algunitas...


/algunitas poetas que conozco mueren por morirse
muy jóvenes,
muy putas,
y extremadamente talentosas
(pero el orden puede variar)/
/he contado:
dos que esperan meter la cabeza en el horno,
una, meterse el seconal en la garganta,
otra se abre, cada tanto,
las venas
por si allí encuentra
el caudal imaginativo/
/cuando notan a Fulano en una reunión,
ponen cara de buey zonzo,
sofocan las risitas,
y le hablan de ‘Fucó’
o ‘Deguidá’,
por si sus reputa-
ciones
ascienden
oh, sí, de algo hay que hablar
en el poema
mucho mejor si es sobre
la Gran Tragedia de Sus Vidas,
nenas que papi abandona,
que mami desama,
que cobayo muere aplastado
por camión lechero
femmes fatales
de todas maneras/

qué pena que yo sea provinciana
haga la siesta,
vea los simpsons
y que jamásmente logre comprender
cómo carajo se convierte una
en poeta de endeveritas