domingo, mayo 25, 2008

Cosmogonías.

para Amelia, que pronto va a estar celebrando la vida con los brazos llenos de su recienvenido al mundo...
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dios se cebaba en el placer
de acariciarse el terso cuero
de olerse el humo agrio de las axilas
de refregar su mundo de cuerpo y de ojos
en las alas insípidas y lustrales
de los ángeles

olfateaba el viento
dormía en las grutas
imaginaba pueblos, banderas,
terrazas,
troya ardiendo
cosas que le quemaban el pulso

un día tuvo un deseo violento:
inventar, de golpe y para siempre
un animal que lo pensase

hágase el mono, dijo
pero los monos sólo se arrancaban los piojos con las uñas
sólo se columpiaban
sólo roían las frutas amargas,
las frutas dulces,
los monos sólo jugaban al sexo
veían arder los cometas
los monos sólo hacían la siesta
se cubrían de los insectos
daban de mamar

hágase el pájaro, dijo
pero los pájaros sólo vivían trastornados de amor
por la luz
sólo cantaban, nadie los veía morir,
sólo sabían ser frágiles y amasar el barro,
sabían vivir con semillas
llenar de fuego el aire

hágase el hombre, la hembra, dijo dios,
con una voz tensa,
fuerte como el vino y los caballos,
brava como el miedo
cuando con el miedo no hay esperanza

pero el hombre y la hembra
sólo sabían hacer
como los monos y
como los pájaros
pasearse por la lluvia,
andar desnudos
e ir de la rama al cielo,
recién despiertos, naciditos,
sin saber qué hacer con el mundo
ni con dios




2 comentarios:

Verónica Cento dijo...

Un muy buen poema, Elena. Creado desde los mejores albores de la palabra. Un abrazo.

luks dijo...

una fabula
fabula/poema

ah, los pajaros trastornados de amor por la luz
es sublim


saludos