Este es tu espejo, Elena.
Todo tuyo.
Podés besarlo en la boca como Narciso.
En la mejilla como Judas.
Eso es irrelevante:
si es cierto lo del reflejo,
terminarás jodida o muerta,
ahogada con vos misma,
confundida con la Otra
que sí sabe lo que quiere.
Todo tuyo.
Podés besarlo en la boca como Narciso.
En la mejilla como Judas.
Eso es irrelevante:
si es cierto lo del reflejo,
terminarás jodida o muerta,
ahogada con vos misma,
confundida con la Otra
que sí sabe lo que quiere.
8 comentarios:
entre bastante y muy lindo todo.
a veces da miedo ese instante del reflejo. ese momento en que un rostro ajeno nos observa desde un vidrio.
muy buen poema, Elena.
un abrazo.
a piacere leerle
Elena!
que exquisito es
éste poema.
Me gusta porque conlleva universos de sutilezas...(es lo que yo percibo)
Un gran abrazo y una sonrisa.
Gracias, Ulises, el 'bastante' ya amerita que una cuelgue sus cositas.
Un abrazo.
Esa es justamente la sensación, Verónica: miedo. No por el rostro ajeno, por el reflejo del propio, en el cual nos descubrimos.
Y entendemos...
Un abrazo.
Bárbol, hay días en que no puedo decir lo mismo. Como cuando paso por ya sabe dónde, y el ya sabe quién ha borrado ya sabe qué.
Muy fea la 'atitú'.
je
Entonces lo que percibís es lo rico, Gi. Esa es la gracia.
Abrazo.
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