jueves, octubre 18, 2007

Revés.

Este es tu espejo, Elena.
Todo tuyo.

Podés besarlo en la boca como Narciso.
En la mejilla como Judas.
Eso es irrelevante:
si es cierto lo del reflejo,
terminarás jodida o muerta,
ahogada con vos misma,
confundida con la Otra
que sí sabe lo que quiere.

8 comentarios:

Sebastián dijo...

entre bastante y muy lindo todo.

Verónica Cento dijo...

a veces da miedo ese instante del reflejo. ese momento en que un rostro ajeno nos observa desde un vidrio.

muy buen poema, Elena.

un abrazo.

luks dijo...

a piacere leerle

delarena-una dijo...

Elena!

que exquisito es
éste poema.

Me gusta porque conlleva universos de sutilezas...(es lo que yo percibo)

Un gran abrazo y una sonrisa.

Elena dijo...

Gracias, Ulises, el 'bastante' ya amerita que una cuelgue sus cositas.
Un abrazo.

Elena dijo...

Esa es justamente la sensación, Verónica: miedo. No por el rostro ajeno, por el reflejo del propio, en el cual nos descubrimos.
Y entendemos...
Un abrazo.

Elena dijo...

Bárbol, hay días en que no puedo decir lo mismo. Como cuando paso por ya sabe dónde, y el ya sabe quién ha borrado ya sabe qué.
Muy fea la 'atitú'.
je

Elena dijo...

Entonces lo que percibís es lo rico, Gi. Esa es la gracia.
Abrazo.