sábado, febrero 09, 2008

Maestro Palmeta.

En una antología muy útil, Martín Fierro y su crítica, de María Teresa Gramuglio y Beatriz Sarlo, se incluye un trabajo firmado con el seudónimo de Maestro Palmeta. El trabajo da respuesta a una encuesta de la revista Nosotros (1907-1943), número 50, del año 1913, realizada "luego del revuelo -explican las antólogas- que provocaron los juicios críticos de Lugones y de Rojas cuando calificaron a Martín Fierro como nuestro poema nacional".
La respuesta de Palmeta (nombre inventado tras el cual se esconde "un reputado sociólogo, novelista y educacionista") resulta paradigmática en dos sustanciales aspectos: el de rasgarse las vestiduras frente a la posibilidad de que una obra en la que se hable la lengua gauchesca pueda ser tenida como nuestro poema nacional; el de leerlo al pie de la letra para concitar el ridículo.
Dice Palmeta: "La jerga orillera y gauchidiablesca en que está escrito el Martín Fierro es la base del idioma nacional, que debería enseñarse en las escuelas". Y continía ironizando: "Así, cuando los niños den su lección de historia argentina han de decir: 'Moreno cantó pa el carnero en la travesía del mar', o bien 'estiró la pata', y en ningún caso, se murió. Al comentar el célebre decreto de la Junta del año 1810, no dirán que 'ningún habitante de la república, ni ebrio ni dormido', sino 'ni mamao ni dormido' o, mejor aún, 'ni en pedo ni durmiendo la mona' ". Y sigue un poco más: " en la misma oratoria sagrada, ya no dirá ningún predicador: 'Jesús agonizaba en la Cruz', etcétera. Ha de decir: 'Jesús estaba por estirar la jeta...Ahijuna' ". Y agrega finalmente: "En Viernes Santo ya no se declamará desde la cátedra sagrada: 'He aquí a la Santísima Virgen, toda lagrimosa'...Mas bien diríase: '¡Pucha que está linda gaucha la Virgen, misia María, con su pañuelito de nubes al pescuezo!'..."
Aquí, una sospecha: el Maestro Palmeta, como suele suceder, ya había sucumbido a la fascinación de lo que criticaba...atrapado por el doble efecto.


Nota: El fragmento reproducido pertenece al artículo El gauchesco como arte bufo, escrito por Leónidas Lamborghini.

6 comentarios:

dijo...

buenísimo!!!
Este post me encantó, soy adscripta de semiórtica en la Universidad, y realmente me pareció muy interesante.
No lo tenía!!!
UN ABRAZO!

humberto acciarressi dijo...

Querida Elena: me veo en la obligación de hacer un alto en la "discordia" para felicitarte por la nueva estética de Che Madame. A veces me gusta que se aclaren las cosas. Ahora, si es necesario, volveré a mi trinchera con tu absolución y tu condena.

PD: el blog quedó lindo sin joda. ¿Es una mosca o el tábano socrático? No sé nada de entomología.

Elena dijo...

Enredada: Aproveche, que es gratis. Avisame si lo necesitás para alguna clase, te lo mando.
Un abrazo.

Elena dijo...

Querido Humberto: sí, a mí también me gustó pasar al blanco. Hay que renovar(se) de vez en cuando, cambiar los muebles del lugar. Y en cuanto a la mosquita (no sé si tábano) le da un toque graciosamente repugnante, lo cual me provoca simpatía.
Un abrazo, banderita blanca mediante:)

pd: banderita altamente explosiva...jaja

Anónimo dijo...

hola, amiga del alma.
te acordas quien nos introdujo a Lamborghini? trata de hacer memoria, aunque no sea un bueeen recuerdo.
Te quiero mucho.
Me gusto el cambio,
Marta,desde Pinamar

Elena dijo...

Martita! Sí, me acuerdo de tal personaje, ¿quién más podría leer con tanta ´fruición y placer rayano en lo obsceno, ese cuentito llamado 'El Fiord'?....brrrr... todavía me da cuiki, me lo imagino como una versión masculina de Erszébeth Báthory, la Condesa Sangrienta. Ese tipo aún sigue siendo su propio folcklore, jaja.
Te adoro, amiga.
Besos.